Netanyahu confirma operación “intensiva” en Gaza mientras un informe de la ONU acusa a Israel de genocidio
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró ante un tribunal que el Ejército ha iniciado una operación intensiva en Gaza destinada a desmantelar la infraestructura de Hamás, advirtiendo a los civiles que evacúen. Al mismo tiempo, una comisión independiente de la ONU concluye que Israel ha cometido genocidio en la Franja de Gaza, acusación que el gobierno israelí rechaza categóricamente. Este choque de narrativas intensifica la presión diplomática y humanitaria en la región.
Israel ha intensificado sus operaciones militares en Gaza, declarando la zona como un área de combate peligrosa. Avichay Adraee, portavoz de las Fuerzas de Defensa israelíes (IDF), confirmó en sus redes que las fuerzas han comenzado a destruir “la infraestructura de Hamás” en la ciudad, al tiempo que Netanyahu lo ratificó durante su testimonio en un juicio por corrupción. Las autoridades han urgido a los civiles a que abandonen Gaza para evitar quedar atrapados en medio de los enfrentamientos.
Paralelamente, una comisión de investigación independiente de la ONU, encabezada por Navi Pillay, ex presidenta de la Corte Internacional de Justicia, sostiene en su informe más reciente que las autoridades israelíes han cometido actos que cumplen con la mayoría de los criterios del Convenio de Ginebra de 1948 para definir un genocidio. En concreto, acusa a líderes israelíes —entre ellos Benjamin Netanyahu, Isaac Herzog y el exministro de Defensa Yoav Gallant— de incitación al genocidio, así como de llevar a cabo actos como matar miembros de un grupo, causar graves daños físicos o mentales, imponer condiciones de vida destinadas a destruir parcial o totalmente al grupo, y obstaculizar el crecimiento demográfico.
El informe también denuncia que el bloqueo humanitario, las restricciones al acceso sanitario, la escasez de alimentos y la destrucción de infraestructuras esenciales han exacerbado el sufrimiento de la población civil de Gaza. Las Naciones Unidas subrayan que esas condiciones podrían equivaler a actos genocidas en la medida en que tienen como resultado la destrucción física total o parcial del grupo.
Sin embargo, la respuesta oficial de Israel ha sido de rechazo rotundo. El Ministerio de Relaciones Exteriores calificó el informe de “distorsionado y falso”, acusando a sus autores de servir como “proxys de Hamás” y exigiendo la disolución de la Comisión de Investigación. Se sostiene que los datos están sesgados y que omiten el papel de Hamás en el conflicto, particularmente su uso de civiles como escudos, sus ataques iniciales de octubre de 2023, así como su responsabilidad por la violencia en la zona.
En el terreno, la operación declarada por Netanyahu no solo implica bombardeos intensos, sino también advertencias para evacuaciones masivas hacia el sur. Las agencias de Naciones Unidas advierten de que la región podría enfrentar una crisis humanitaria severa, con hambruna, desplazamiento masivo y colapso de los servicios básicos.
Este momento marca una escalada sensible tanto militar como diplomática. Las acusaciones de genocidio ponen en juego no solo la legitimidad internacional de las acciones de Israel, sino también posibles repercusiones legales en tribunales internacionales como la Corte Penal Internacional. Al mismo tiempo, cualquier operación de tierra en Gaza se ve empañada por el riesgo de civiles atrapados entre fuego cruzado, lo que genera críticas crecientes de países y organismos internacionales.