Nuevo terremoto sacude Filipinas: un sismo de magnitud 5,2 despierta el temor en Davao
La madrugada del viernes volvió a estremecer a Filipinas. Un terremoto de magnitud 5,2 golpeó la región de Davao, al sureste del país, según informó el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). Aunque las autoridades locales no reportaron víctimas ni daños significativos, la población reaccionó con alarma en una zona acostumbrada a los movimientos sísmicos, pero que sigue viviendo con el miedo constante a un gran sismo.
El Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) confirmó que el sismo ocurrió a la 1:34 a.m. UTC, con epicentro localizado a 66 kilómetros al este-sureste del municipio de Manay, en la región de Davao, al sur del archipiélago filipino. El temblor se produjo a una profundidad de 10 kilómetros, considerada superficial, lo que explica que fuera percibido con claridad por los residentes de varias localidades cercanas.
De acuerdo con los informes iniciales del Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología (PHIVOLCS), el sismo fue de intensidad moderada y se sintió en las ciudades de Davao, Mati y Tagum. No se emitió alerta de tsunami, aunque los equipos de emergencia permanecen atentos ante posibles réplicas.
Filipinas se encuentra situada sobre el Anillo de Fuego del Pacífico, una vasta zona de intensa actividad sísmica y volcánica que se extiende desde América del Sur hasta Oceanía. Esta ubicación geológica convierte al país en uno de los más propensos del mundo a los terremotos, con miles de eventos registrados cada año, muchos de ellos imperceptibles para la población.
La región de Davao, en particular, ha sido escenario de varios sismos importantes en los últimos años. En 2019, una serie de temblores de entre 6,4 y 6,9 grados causaron decenas de muertos y destruyeron infraestructuras en Mindanao. Desde entonces, las autoridades locales han reforzado los protocolos de evacuación y los sistemas de alerta temprana, aunque la vulnerabilidad de la zona sigue siendo alta.
Según el PHIVOLCS, el movimiento de hoy está relacionado con la subducción de la placa del Mar de Filipinas bajo la placa euroasiática, una de las principales causas de la constante actividad sísmica en el país. “Es una liberación de energía normal en una zona muy activa”, explicó el sismólogo Renato Solidum, quien añadió que “no hay indicios de un evento mayor inminente, pero la población debe mantenerse preparada”.
En Manay y los municipios colindantes, varios residentes informaron de objetos cayendo en el interior de sus casas y cortes eléctricos temporales. Las autoridades locales inspeccionaron edificios públicos, escuelas y hospitales, sin hallar daños estructurales. “Estamos acostumbrados a los temblores, pero nunca dejamos de tener miedo”, dijo a medios locales una residente de Davao del Norte.
El gobierno filipino ha recordado la importancia de mantener actualizados los planes de emergencia, especialmente en las provincias costeras, donde los movimientos sísmicos pueden desencadenar tsunamis en cuestión de minutos. Las autoridades recomiendan mantener mochilas de emergencia, puntos de encuentro familiares y rutas de evacuación predefinidas.
El sismo de magnitud 5,2 en Filipinas es un nuevo recordatorio de la fragilidad de un país que vive sobre una de las zonas más activas del planeta. Aunque en esta ocasión no hubo víctimas ni daños graves, los expertos coinciden en que la prevención sigue siendo la clave. En un archipiélago donde la tierra nunca deja de moverse, la preparación es la mejor defensa.