La Unión Europea prepara nuevas sanciones para ahogar la financiación de la guerra de Rusia

El paquete 19 de sanciones de la UE contra Rusia apuntará a bancos, criptoactivos y energía

El paquete 19 de sanciones de la UE contra Rusia apuntará a bancos, criptoactivos y energía

La Comisión Europea trabaja ya en la decimonovena ronda de sanciones contra Rusia, con medidas dirigidas a sectores clave como los bancos, la energía y las criptomonedas. El anuncio llega tras conversaciones entre Ursula von der Leyen y Donald Trump, y contempla también adelantar el fin de las importaciones de combustibles fósiles rusos antes de los plazos ya establecidos.

La UE se prepara para reforzar la presión económica sobre Rusia con un nuevo paquete de sanciones —el número 19 desde el inicio de la invasión de Ucrania— que abarcará sectores tan sensibles como el bancario, el energético y los mercados de criptomonedas. Esta estrategia es parte del esfuerzo conjunto con Estados Unidos para limitar las vías financieras que sostienen el esfuerzo bélico de Moscú. 

La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha señalado que, además de los nuevos blancos normativos, la UE pretende acelerar la eliminación progresiva de las importaciones de combustibles fósiles rusos. Bajo los planes actuales, el bloque debe haber dejado de depender del petróleo y gas ruso para el año 2027; sin embargo, ante la urgencia del contexto, se estudia adelantar ese plazo.

Entre los temas específicos sobre la mesa se encuentran sanciones financieras más estrictas: se contemplan restricciones adicionales para bancos rusos, entidades que facilitan operaciones cuyo objetivo es eludir las medidas ya vigentes y una mayor vigilancia sobre transacciones criptográficas que podrían servir como canal alternativo para financiar acciones prohibitivas.

Otro aspecto relevante será la atención al “shadow fleet” —la flota fantasma de petroleros rusos— que opera para transportar crudo desde Rusia evadiendo controles portuarios o de rutas marítimas reguladas, o que se presta a trasbordos ilegales que enturbian el seguimiento de las sanciones sobre energía. 

No obstante, el paquete no llegará de inmediato. Se han reportado demoras en su presentación, debido tanto a las negociaciones internas entre los Estados miembros como al debate sobre qué tan agresivos deberían ser los nuevos impuestos o barreras comerciales hacia terceros países que adquieren petróleo ruso. EE.UU. ha presionado para que la UE actúe más rápido, incluso sugiriendo tarifas sobre países como China e India si no se reducen sus compras de petróleo ruso. Sin embargo, algunos países europeos se muestran escépticos ante esas ideas por su posible impacto económico y legal.

En términos estratégicos, este nuevo paquete busca asestar golpes a las rutas financieras no tradicionales que Rusia ha explotado en los últimos años, como las criptomonedas o transacciones con bancos que aún no han sido sancionados. Asimismo, se pretende que la presión sobre el sector energético corte cada vez más los ingresos de Moscú derivados de la venta de hidrocarburos; una parte importante del presupuesto en tiempos de guerra depende de ellos. 

El reto para la UE será mantener la unidad interna mientras equilibra el deseo de sancionar más duramente con los riesgos de desestabilización económica: los países con fuerte dependencia energética de Rusia y aquellos que tienen relaciones comerciales clave con terceros Estados involucrados en las rutas de evasión enfrentan dilemas importantes. Además, asegurar la aplicación efectiva de las sanciones —y detectar evasiones— será otra línea de batalla decisiva.