SpaceX podría tener un contrato de 2.000 millones del Pentágono para el programa Golden Dome
La empresa aeroespacial SpaceX, dirigida por Elon Musk, se perfila como la principal candidata para obtener un contrato multimillonario con el Departamento de Defensa de Estados Unidos. Según el diario The Wall Street Journal, SpaceX está a punto de cerrar un acuerdo valorado en 2.000 millones de dólares para el desarrollo de satélites de rastreo de misiles, como parte del ambicioso programa de defensa aérea conocido como “Golden Dome”.
El proyecto, impulsado por la administración del expresidente Donald Trump, tiene como objetivo la creación de una red de satélites interconectados capaces de detectar y seguir misiles balísticos en tiempo real, ofreciendo una respuesta inmediata ante posibles amenazas. La iniciativa se inspira parcialmente en el sistema israelí “Iron Dome”, pero con una dimensión mucho más amplia, centrada en la vigilancia desde el espacio y la integración de inteligencia artificial.
De acuerdo con el Wall Street Journal, el acuerdo con SpaceX aún no está firmado, pero la compañía “está en camino de ganarlo”, según fuentes cercanas al Pentágono. Ninguna de las partes involucradas —ni el Departamento de Defensa ni la propia SpaceX— ha emitido declaraciones oficiales sobre la negociación, lo que refleja el carácter confidencial de este tipo de proyectos estratégicos.
El Pentágono ha evitado confirmar o desmentir la información, argumentando que no comenta sobre “acuerdos en curso o proyectos de defensa clasificados”. Por su parte, SpaceX no respondió a las solicitudes de información de los medios, manteniendo el hermetismo que suele acompañar a los contratos militares.
El programa Golden Dome fue anunciado oficialmente por Trump como parte de su plan para fortalecer la defensa aérea estadounidense. Según declaraciones del propio expresidente, el sistema podría estar operativo antes del final de su mandato, con un presupuesto total estimado de 175.000 millones de dólares. El objetivo sería crear una infraestructura de defensa basada en el espacio, capaz de anticipar ataques y coordinar respuestas desde plataformas satelitales conectadas.
Aunque el contrato con SpaceX aún no está confirmado, varias fuentes apuntan a que la empresa de Musk tiene una ventaja competitiva clara. Su experiencia con la constelación de Starlink, que actualmente cuenta con miles de satélites en órbita, le otorga la capacidad técnica y logística necesaria para desplegar rápidamente una red de vigilancia militar. Además, la compañía mantiene una relación estrecha con las Fuerzas Armadas estadounidenses a través de contratos previos con la U.S. Space Force y la National Reconnaissance Office (NRO).
Sin embargo, los expertos señalan que aún es pronto para dar por cerrado el acuerdo. Medios como Reuters y Bloomberg coinciden en que SpaceX es la favorita, pero subrayan que la licitación sigue abierta y que otras compañías, como Anduril Industries o Palantir Technologies, también podrían asumir responsabilidades en el programa, especialmente en áreas de análisis de datos y software de defensa.
El posible contrato de 2.000 millones representa una oportunidad estratégica para SpaceX, que en los últimos años ha consolidado su liderazgo en el sector aeroespacial no solo en lanzamientos comerciales, sino también en proyectos militares y gubernamentales. La compañía ha demostrado su capacidad para integrar innovación tecnológica con eficiencia de costes, un factor clave en los actuales programas de defensa del gobierno estadounidense.
Pese al entusiasmo que genera la posible participación de SpaceX, la falta de confirmación oficial obliga a mantener la cautela. La información publicada por el Wall Street Journal se basa en fuentes anónimas y en filtraciones del entorno del Pentágono, por lo que no existen documentos públicos que respalden aún el monto exacto ni los plazos de ejecución.
En cualquier caso, el proyecto Golden Dome simboliza un cambio profundo en la estrategia militar de Estados Unidos, que cada vez más apuesta por la militarización del espacio y la creación de redes satelitales con inteligencia artificial para reforzar su poder defensivo. Si SpaceX logra finalmente adjudicarse el contrato, la empresa de Elon Musk se consolidaría como pieza clave en la nueva arquitectura de defensa global, combinando tecnología espacial, comunicaciones seguras y análisis en tiempo real.