Trump lanza ultimátum a Maduro: crisis política y amenaza de intervención en Venezuela

La reciente escalada en la crisis venezolana ha tomado un giro inesperado y altamente delicado. Donald Trump, desde Estados Unidos, lanzó un ultimátum potente y claro: Nicolás Maduro debe abandonar el poder de inmediato o enfrentará una intervención militar directa. Esta advertencia ha sacudido la política latinoamericana y encendido las alarmas sobre el futuro del país caribeño.

En un contexto de tensión máxima, se supo que la llamada que sostuvieron Trump y Maduro fue particularmente intensa. El exmandatario estadounidense no se anduvo con rodeos y puso sobre la mesa un paquete de condiciones: la salida inmediata de Maduro a cambio de un salvoconducto, así como asilo y garantías legales para su familia. Una oferta que, en principio, parecía abrir la puerta a una solución negociada.

Pero, como era de esperarse, Maduro y su círculo más cercano pusieron condiciones que dificultaron el avance. La insistencia en mantener el control absoluto sobre las fuerzas armadas y la exigencia de una amnistía total frenaron cualquier acuerdo. ¿Era lógico que así fuera? Quizás un grado de desconfianza y miedo a perder el poder llevo a ese punto muerto.

Desde Caracas el mensaje fue desafiante, incluso combativo. Maduro declaró que Venezuela es “indestructible, intocable e imbatible” — una frase que, más allá de su retórica, revela la convicción del régimen por resistir ante la presión extranjera. Esto dejó entonces un escenario tenso donde las opciones parecían reducirse a una confrontación abierta o la prolongación de un conflicto sin final claro.

Washington no se quedó de brazos cruzados y elevó la presión. El gobierno estadounidense advirtió que tanto Maduro como sus aliados principales deben abandonar el país para permitir un proceso democrático. La amenaza de “graves consecuencias” dejó entrever que la opción militar —aunque indeseada— se mantiene sobre la mesa, sobre todo si las negociaciones continúan congeladas.

Este ultimátum se vuelve un espejo para la región entera: ¿será esta la antesala a un cambio de régimen a la fuerza? La comunidad internacional observa con incertidumbre, mientras los venezolanos atraviesan otro capítulo complejo en una crisis que ya lleva años marcando sus vidas.

No hay duda, el pulso entre Trump y Maduro repercute mucho más allá de las fronteras venezolanas. América Latina sigue enfrentando como telón de fondo las tensiones entre influencias externas, intereses estratégicos y las aspiraciones democráticas de sus pueblos.

Estados Unidos refuerza con esta actitud su histórica postura contra el régimen chavista, tratando de cambiar las reglas del juego, pero arriesgando además un escenario de inestabilidad mayor. ¿Podrán los actores regionales mediar con éxito? La respuesta, por ahora, se mantiene esquiva y llena de incógnitas.