La reunión bilateral anticipa un nuevo pulso geopolítico con China, Rusia y Corea del Norte en el centro de la escena internacional

Xi y Putin refuerzan su sintonía en Pekín mientras miran a Corea del Norte

Estrechan lazos
El encuentro entre Xi Jinping y Vladimir Putin en Pekín confirma la alineación estratégica de ambos líderes. Una cita marcada por la inminente visita de Kim Jong-un y la insistencia en un nuevo orden internacional, con ecos que llegan hasta Alaska y la guerra en Ucrania.

Xi Jinping y Vladimir Putin han vuelto a mostrar su máxima sintonía en la reunión bilateral celebrada en Pekín. El encuentro no solo refuerza la alianza estratégica entre China y Rusia, sino que también prepara el terreno para la llegada del líder norcoreano, Kim Jong-un, en el marco de las conmemoraciones por el 80 aniversario de la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Un acto en el que Pekín busca proyectar hacia el exterior un relato propio sobre su papel decisivo en aquel conflicto.

El presidente ruso aprovechó la cita para confirmar que mantiene entendimientos con Donald Trump tras su encuentro en Alaska el pasado mes de agosto. Sin embargo, Putin evitó dar detalles sobre conversaciones directas con Volodymyr Zelensky en relación a la guerra de Ucrania, manteniendo así la ambigüedad en torno a las vías de diálogo.

Más allá de los movimientos bilaterales, el eje Pekín-Moscú se presentó como promotor de un nuevo modelo de gobernanza global. Un proyecto que defiende el respeto al derecho internacional y el impulso del multilateralismo. En esta hoja de ruta, la presencia del primer ministro indio, Narendra Modi, en la fotografía política añade peso a la narrativa de un bloque alternativo frente a Occidente.

La reunión sirvió también para confirmar la próxima cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái en Tianjin, con Rusia, China y otros actores clave reforzando su influencia regional. Putin aprovechó para exhibir que, lejos de un aislamiento internacional, sigue encontrando apoyos sólidos en el espacio euroasiático.

El mensaje que ambos líderes buscan transmitir al mundo es claro: su alianza no es circunstancial, sino un proyecto de largo alcance en el que China y Rusia pretenden escribir las reglas de un tablero internacional en plena transformación.