Un experto en vivienda advierte sobre 2026: “Los propietarios no son importantes… y quienes esperen vender por 100.000 euros más llegarán tarde”
El mercado inmobiliario español se aproxima a un punto de inflexión. Así lo asegura Sergio Excellence Circle, analista y experto en inversión inmobiliaria, que en sus últimas declaraciones ha dibujado un panorama doblemente desafiante: el fin del ciclo alcista en los precios de la vivienda y una posible prohibición del alquiler de habitaciones en zonas tensionadas a partir de 2026.
“Se acabaron las grandes subidas de la vivienda”, sentencia Sergio. Según explica, el mercado está tocando techo en las principales ciudades del país —Madrid, Barcelona, Valencia— tras años de escalada continua. “Un cliente me dijo que quería esperar un par de años para vender porque así ganaría 100.000 euros más… pero ese momento ya pasó. El mercado está entrando en estabilización”, explica el analista.
Un nuevo ciclo de estabilización
Sergio sostiene que el precio de la vivienda ha alcanzado un nivel de madurez que impide repetir los incrementos de los últimos años. Aunque no prevé un desplome, sí anticipa un estancamiento prolongado, con subidas muy leves y localizadas únicamente en barrios donde la demanda siga superando claramente la oferta.
“El sistema financiero es hoy más sólido que en 2008”, matiza, “pero los fondos de inversión están desinvirtiendo, lo que indica que hemos entrado en una nueva fase del ciclo”.
En ese sentido, el experto revela que algunos grandes fondos ya están vendiendo carteras de hasta 3.000 viviendas en toda España, una señal inequívoca de que los grandes jugadores del sector están cambiando de estrategia.
Alquiler de habitaciones: una posible prohibición en 2026
Pero no es el único foco de atención. Sergio advierte también de que el Gobierno podría prohibir el alquiler de habitaciones en zonas tensionadas —como Madrid o Barcelona— a partir de 2026, como parte de un paquete de medidas para controlar los precios.
“El Ejecutivo ha dejado claro que los propietarios no son importantes, pero los inquilinos sí”, afirma el analista. Según explica, el alquiler de habitaciones, aunque se ha convertido en un refugio para muchos jóvenes y trabajadores, opera en un limbo legal y debería considerarse una actividad económica con sus correspondientes obligaciones fiscales.
De aplicarse una prohibición o limitación, el impacto sería profundo: miles de propietarios que hoy dependen de esos ingresos quedarían fuera de la ley, mientras que estudiantes y trabajadores temporales perderían una de las pocas alternativas asequibles que quedan en el mercado.
El fin de las rentabilidades rápidas
El experto resume el momento actual como un “fin de ciclo”, tanto para los inversores como para los pequeños propietarios. “Durante años se ha creído que la vivienda solo podía subir, que bastaba con esperar para ganar más. Eso se ha terminado”, explica.
Según sus cálculos, el déficit habitacional —estimado por el Banco de España en unas 800.000 viviendas— seguirá sosteniendo la demanda, pero de manera desigual. Las subidas serán testimoniales, limitadas a áreas concretas, mientras que el resto del país vivirá una etapa de precios planos o estables.
Un 2026 de ajustes y nuevas reglas
Para Sergio, el 2026 marcará un punto de inflexión en la vivienda española: menos especulación, más regulación y un cambio de mentalidad. “No habrá burbuja, pero sí un cambio de ritmo. Los que esperen grandes plusvalías se van a frustrar. Y quienes basen su modelo en alquilar habitaciones, tendrán que adaptarse o desaparecer.”
“Que los fondos vendan no quiere decir que los precios vayan a caer como una burbuja. Esto no tiene nada que ver. Ahora el sistema financiero es mucho más sólido.”
El mensaje final del analista a su comunidad es claro y directo:
“El mercado ya no premia la espera, sino la estrategia.
2026 no será un año de subidas, sino de ajustes.
El tiempo de los pelotazos ha terminado.”
Con ello, Sergio Excellence Circle dibuja un futuro donde el sector inmobiliario entra en una nueva era: más estable, más fiscalizado y menos complaciente con los propietarios, una etapa en la que —como él mismo resume— “los que sigan mirando al pasado perderán el tren del futuro.”