
El gobierno de China está considerando suspender algunos de los aranceles adicionales del 125% impuestos a importaciones provenientes de Estados Unidos, según fuentes cercanas al tema, en un intento por mitigar los efectos negativos que la guerra comercial ha generado sobre sectores clave de su economía.
Las autoridades chinas analizan la posibilidad de eliminar estos gravámenes sobre productos como equipos médicos y ciertos químicos industriales, como el etano. Estos sectores han sido particularmente afectados por las tensiones comerciales bilaterales. Asimismo, se estaría evaluando eximir del arancel a los contratos de arrendamiento de aeronaves, un movimiento crucial para las aerolíneas del país que operan aviones alquilados a terceros. Con el nuevo arancel, dichos pagos podrían volverse insostenibles para muchas compañías aéreas.
La sola posibilidad de estas exenciones generó optimismo entre los inversores, provocando un repunte en los mercados asiáticos y fortaleciendo al yuan.
Este posible cambio de rumbo por parte de Pekín refleja movimientos similares desde Washington. A principios de mes, el gobierno de EE. UU. excluyó a ciertos productos electrónicos de su arancel del 145% sobre bienes chinos. Ambos casos evidencian cuán interdependientes son las dos principales economías del mundo, especialmente en sectores donde el flujo comercial es difícil de reemplazar sin causar disrupciones.
Michael Hart, presidente de la Cámara de Comercio Americana en China, reveló que algunas empresas han reportado la entrada de envíos exentos de aranceles durante la última semana, lo que indicaría un enfoque más matizado por parte de ambos gobiernos. “Parece que ninguna de las partes quiere frenar el comercio por completo”, señaló Hart en una conferencia de prensa en Beijing.
A pesar de que Estados Unidos importa mucho más de China que viceversa, la dependencia china de ciertos productos estadounidenses sigue siendo significativa. Por ejemplo, aunque China lidera la producción mundial de plásticos, algunos de sus fabricantes dependen del etano estadounidense. De igual manera, sus hospitales requieren tecnología médica avanzada como equipos de resonancia magnética o ultrasonido, muchos de los cuales son producidos por empresas como GE Healthcare.
Por el momento, ni el Ministerio de Finanzas ni la Administración General de Aduanas de China han emitido comentarios al respecto. Las conversaciones continúan y no hay garantías de que se materialicen las exenciones. No obstante, las autoridades ya han solicitado a empresas de sectores vulnerables que envíen los códigos aduaneros de los productos estadounidenses que requieren ser exceptuados.
Según una fuente, al menos una aerolínea china fue notificada de que los pagos a empresas de leasing ubicadas en zonas de libre comercio no estarán sujetos al nuevo arancel. También han comenzado a circular entre los comerciantes listas no verificadas de códigos aduaneros vinculados a productos químicos clave y componentes para la fabricación de semiconductores que podrían quedar exentos.
De hecho, según informó la revista financiera Caijing, China se prepara para eliminar aranceles adicionales sobre al menos ocho productos relacionados con la industria de semiconductores. Sin embargo, los chips de memoria no estarían incluidos por ahora, lo que representa un revés potencial para firmas como Micron Technology, uno de los mayores fabricantes del sector a nivel mundial.
Pese a estas señales, las negociaciones parecen seguir en punto muerto. El jueves, funcionarios chinos exigieron públicamente que EE. UU. elimine todos los aranceles unilaterales antes de aceptar entablar nuevas conversaciones. El presidente Donald Trump, por su parte, ha intentado comunicarse directamente con su homólogo Xi Jinping desde su regreso al poder, sin éxito hasta el momento. Beijing insiste en avanzar primero con negociaciones a nivel técnico.
Por otro lado, la administración estadounidense anunció recientemente la exclusión de teléfonos inteligentes, computadoras y otros dispositivos electrónicos de sus llamados aranceles recíprocos, un alivio importante para gigantes tecnológicos como Apple y Nvidia. Esta medida, sin embargo, podría ser temporal, y aplica a productos como laptops, discos duros, procesadores, chips de memoria y pantallas planas.