Claves del día: El gran divorcio Trump-Musk, la venganza de Putin y Europa al borde del precipicio
Tras una intensa disputa pública entre Donald Trump y Elon Musk, los asesores del presidente han programado una llamada con el empresario para calmar tensiones y evitar mayores consecuencias políticas y económicas. La conversación busca frenar la escalada de reproches que incluyó amenazas de Trump de cortar contratos federales y duras acusaciones de Musk en redes sociales. Asimismo, Elon Musk ha afirmado que el presidente de EE. UU., aparece en los archivos de Epstein, y que por ello los documentos aún no se han desclasificado, y resaltaba que gracias a él, Trump había logrado ganar las elecciones. El conflicto ya ha tenido impacto en los mercados, con una caída del 14 % en las acciones de Tesla.
Un avión de combate ruso Su-57 fue detectado sobre la región de Kursk, lo que ha activado alarmas aéreas en Kiev y Chernihiv ante la posibilidad de un inminente lanzamiento de misiles de crucero Kh-59 o Kh-69, potencialmente con capacidad nuclear. Residentes en Chernihiv reportaron una fuerte explosión, lo que sugiere que un misil podría haber impactado sin ser interceptado. Las autoridades monitorean la situación ante una posible escalada del conflicto. Una situación que ha encendido todas las alarmas, tras un ataque que ha provocado 4 muertos, y que ha llevado a muchos ucranianos a refugiarse en el metro. El presidente de EEUU, Donald Trump, comparaba la guerra de Ucrania como una pelea de niños, entre Zelensky y Ucrania, dejando la puerta abierta al conflicto y alejando las posibilidades de negociación y paz entre Moscú y Kiev.
Rusia ha lanzado el mayor ataque aéreo contra Ucrania, como venganza por el ataque a sus aeródromos el fin de semana pasado. El presidente ucraniano ha denunciado que la operación se ha realizado prácticamente el todo el país, esta madrugada, con más de 400 drones y 40 misiles, algunos de ellos balísticos.
El Banco Central Europeo recortó los tipos de interés en 25 puntos básicos hasta el 2%, confirmando así el giro de una política de “urgencia” a una de “paciencia”. La medida busca reactivar una economía europea que coquetea con la deflación, con Alemania como principal preocupación tras una caída anual del 1,8% en la producción industrial. El BCE insinúa que vendrán más recortes, mientras intenta sostener una recuperación todavía frágil.