
El conflicto entre Irán e Israel ha entrado en su sexto día consecutivo de intercambios de fuego, mientras crece la incertidumbre sobre una posible participación directa de Estados Unidos. El presidente Donald Trump se reunió el martes con su equipo de seguridad nacional en la Casa Blanca para evaluar el curso de la guerra. Posteriormente, conversó con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aunque no se emitieron declaraciones oficiales al respecto.
Trump encendió las alarmas globales al exigir en redes sociales la “rendición incondicional” de Irán y lanzar una amenaza directa contra el líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei: “Sabemos exactamente dónde se esconde. Es un blanco fácil, pero no lo eliminaremos… al menos por ahora”. Irán, por su parte, ha asegurado que, si se demuestra la participación estadounidense en la guerra, atacará intereses de EE. UU.
Por el momento, Estados Unidos se ha limitado a interceptar misiles iraníes lanzados contra Israel y ha evitado involucrarse activamente en los ataques. Sin embargo, según The New York Times, Irán estaría preparando misiles para represalias contra intereses estadounidenses en caso de una ofensiva formal. En paralelo, el portaaviones USS Nimitz y su grupo de combate han sido enviados a la región antes de lo previsto, marcando un movimiento estratégico de alto perfil.
Israel mantiene ofensiva, Irán promete resistir
Israel continúa con sus ataques aéreos, y durante la madrugada del miércoles informó haber destruido una instalación de producción de centrifugadoras para enriquecimiento de uranio. Las Fuerzas de Defensa de Israel aseguraron haber interceptado la mayoría de los misiles iraníes lanzados durante la noche.
La tensión también se refleja en el cierre temporal de la embajada y los consulados de EE.UU. en Jerusalén y Tel Aviv, y en la subida del precio del petróleo, que se aproxima a máximos de cinco meses. El barril de Brent se mantenía en 76,40 dólares el miércoles por la mañana.
La Agencia Internacional de Energía Atómica confirmó que los recientes ataques israelíes dañaron instalaciones subterráneas en Natanz, principal planta de producción nuclear iraní. Aún no se ha detectado daño en Fordow, otro sitio clave para el enriquecimiento de uranio.
Reacciones internacionales y posibles escenarios
El canciller alemán Friedrich Merz advirtió que si Irán no vuelve a la mesa de negociaciones, “la destrucción completa de su programa nuclear podría estar en la agenda”. El senador republicano Lindsey Graham apoyó abiertamente la idea de bombardear Fordow y sostuvo que Estados Unidos debe acompañar a Israel en su ofensiva.
Aunque Trump ha dejado la puerta abierta a reanudar el diálogo con Irán, responsabilizó a Teherán por no haber cerrado antes un acuerdo nuclear que, según él, habría evitado el conflicto actual.
Por su parte, Irán enfrenta una situación crítica: no puede mostrarse débil ante su población ni sus aliados, pero sus capacidades de respuesta están debilitadas. Desde octubre de 2023, sus fuerzas proxy han sido diezmadas por ofensivas israelíes en la región.
Según cifras oficiales iraníes, más de 200 personas han muerto a causa de los bombardeos israelíes. En Israel, el gobierno reporta 24 muertos y más de 600 heridos. El martes se redujo la intensidad del fuego iraní, con unas pocas docenas de misiles lanzados, en contraste con los cientos del fin de semana.
Mientras tanto, la refinería principal de Israel, operada por Oil Refineries Ltd., fue cerrada tras recibir daños por misiles. El complejo tenía una capacidad de producción cercana a 200.000 barriles diarios, de los cuales el 70% abastecía al mercado local.
El conflicto también amenaza el flujo global de energía. Qatar ordenó a los buques de gas natural licuado que esperen fuera del Estrecho de Ormuz antes de cargar, ante el temor de que Irán pueda atacar rutas comerciales clave en represalia.