
Un importante avance diplomático se logró el martes por la noche entre Estados Unidos y China, tras dos días de intensas negociaciones celebradas en Londres. Las conversaciones fueron el resultado de un acuerdo preliminar alcanzado el mes pasado en Ginebra para reducir tensiones en una guerra comercial marcada por disputas sobre las exportaciones chinas de tierras raras y los controles estadounidenses sobre tecnología.
La delegación estadounidense, encabezada por el secretario de Comercio Howard Lutnick y el representante comercial Jamieson Greer, regresará a Washington para presentar el marco de acuerdo al presidente Donald Trump. Aunque Lutnick no reveló detalles específicos, expresó confianza en que los temas más delicados, como los minerales estratégicos, quedarán resueltos.
Por su parte, el viceministro de Comercio chino, Li Chenggang, calificó los diálogos como “racionales, profundos y francos”. Según la agencia estatal Xinhua, ambas partes acordaron aplicar el consenso alcanzado tanto en Ginebra como en una reciente llamada entre Trump y el presidente Xi Jinping. Li expresó su esperanza de que el progreso logrado en Londres contribuya a fortalecer la confianza bilateral.
La respuesta de los mercados fue mixta: el índice CSI 300 de acciones chinas subió un 0,8 %, mientras que el Hang Seng de Hong Kong avanzó un 1 %. En contraste, los futuros del S&P 500 bajaron un 0,3 %.
Durante las conversaciones en Ginebra, ambas potencias acordaron reducir sus aranceles en 115 puntos porcentuales y establecer un plazo de 90 días para resolver el conflicto comercial. Sin embargo, el acuerdo comenzó a tambalearse cuando Washington acusó a Pekín de incumplir su promesa de acelerar las exportaciones de tierras raras, fundamentales para industrias clave como la automotriz, tecnológica y de defensa. China, a su vez, criticó los nuevos controles estadounidenses sobre la venta de tecnología.
El secretario del Tesoro, Scott Bessent, también formó parte de la delegación estadounidense en Londres. Aunque regresó a Washington antes del cierre de las negociaciones para testificar ante el Congreso, participó activamente en las rondas iniciales de diálogo. Las reuniones se llevaron a cabo en Lancaster House, una histórica mansión en el centro de Londres, facilitada por el gobierno británico como terreno neutral.
El núcleo de las negociaciones giró en torno a asegurar que las exportaciones chinas de tierras raras hacia EE. UU. y las restricciones estadounidenses a la exportación de tecnología no bloqueen acuerdos más amplios. Antes del encuentro en Ginebra, Bessent había advertido que el alto nivel de aranceles mutuos estaba generando un “embargo comercial de facto” entre ambas economías.
Las exportaciones chinas hacia Estados Unidos se desplomaron en mayo, registrando la mayor caída desde la pandemia de 2020. Washington acusó a Pekín de retrasar intencionadamente la concesión de licencias para el envío de minerales estratégicos, afectando las cadenas de suministro industriales tanto en EE. UU. como en Europa.
China ha acusado a Estados Unidos de “violar gravemente” el acuerdo de Ginebra tras imponer nuevas restricciones sobre la venta de software de diseño de chips, emitir advertencias globales contra el uso de semiconductores Huawei y cancelar visados a estudiantes chinos.
Este lunes, un alto funcionario de la Casa Blanca sugirió que Trump podría suavizar las restricciones a la venta de chips si China accedía a agilizar la exportación de tierras raras. Esto supondría un importante giro frente a la política de la administración Biden, que aplicó un enfoque de “pequeño jardín, alta valla” para limitar el acceso chino a tecnologías sensibles.
Lutnick declaró a la prensa que esperaba resolver la cuestión de los minerales y los imanes de tierras raras dentro del nuevo marco. También anticipó que las restricciones estadounidenses impuestas durante la escasez de estos recursos serían levantadas “de forma equilibrada”, según las instrucciones del presidente Trump.
En otro frente, un tribunal federal de apelaciones en EE. UU. permitió el martes que se mantuvieran los polémicos aranceles del “Día de la Liberación” impulsados por Trump, mientras se revisa una decisión previa que los bloqueaba. Esta medida le permitirá al mandatario mantener las tarifas impuestas a México, Canadá y China, aunque ha decidido suspender temporalmente los aranceles recíprocos más amplios durante 90 días.