El declive del empleo poco cualificado supone el reto de reciclar a millones de trabajadores, según MGI

McKinsey Global Institute recomienda reforzar y modernizar la red de apoyo a los trabajadores necesitados de reciclaje

MADRID, 30 (EUROPA PRESS)

La caída en la proporción de empleos de baja o mediana remuneración, un fenómeno insólito históricamente, como consecuencia de la aceleración de la automatización y del cambio en la demanda laboral por la pandemia, presenta el reto de reciclar profesionalmente a millones de trabajadores cuyos empleos están amenazados, ya que el crecimiento del empleo se concentrará en la parte alta de la escala salarial, según el estudio ‘El futuro del trabajo después de la Covid-19’, realizado por McKinsey Global Institute (MGI).

“El desafío del reciclaje profesional podría intensificarse porque la participación general del empleo en ocupaciones de bajos salarios puede disminuir por primera vez”, apuntan los autores del estudio, señalando que los trabajadores afectados se enfrentarán a brechas aún mayores en los requisitos de habilidades, ya que el crecimiento del empleo tiende a concentrarse “en los trabajos con salarios altos, mientras que los trabajos con salarios medios y bajos disminuyen”.

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De este modo, si antes de la pandemia se había observado tradicionalmente que los trabajadores de empleos de baja remuneración se trasladaban a otros empleos del mismo nivel de ingresos, como consecuencia del efecto acelerador de la Covid-19 en tendencias como la automatización, el comercio electrónico, el teletrabajo o la reducción de los viajes de negocios, ahora se prevé que más de la mitad de los trabajadores con salarios bajos en ocupaciones en declive necesitarán cambiar a ocupaciones que requieren diferentes habilidades en tramos de salarios más altos.

El informe, que analiza los cambios hasta 2030 en economías como China, Francia, Alemania, India, Japón, España, Reino Unido y los Estados Unidos, que en conjunto representan alrededor de la mitad de la población mundial y el 62% del PIB, afirma que la transformación laboral requerirá un gran esfuerzo de reciclaje profesional a medida que los trabajadores pasen de trabajos rutinarios,que requieren habilidades cognitivas básicas a trabajos que requieren más habilidades tecnológicas y socioemocionales.

No obstante, advierte de que la escala del desafío del reciclaje profesional va más allá de los trabajadores que necesitan cambiar de ocupación, ya que también entre los trabajadores que mantengan sus trabajos se producirán cambios en las tareas a realizar, por lo que concluye que “el desafío de volver a capacitar y reasignar a los trabajadores a nuevas ocupaciones a largo plazo es mayor que adaptarse a la crisis a medida que se desarrollaba”.

HABILIDADES TECNOLÓGICAS Y SOCIOEMOCIONALES.

A este respecto, el estudio destaca que la demanda de destrezas tecnológicas y de habilidades sociales y emocionales podría experimentar un crecimiento, mientras que la demanda de habilidades cognitivas básicas disminuirá sustancialmente en casi todas las economías analizadas al tratarse de capacidades altamente automatizables.

En un escenario posterior a la Covid-19, las habilidades tecnológicas, y habilidades avanzadas de TI, programación, ingeniería e investigación y desarrollo científico, registrarían el mayor incremento de la demanda, además de esperarse mayor demanda de capacidades como la adaptabilidad y el aprendizaje continuo, lo que refleja la necesidad de que todos los trabajadores aprendan continuamente nuevas habilidades a medida que la tecnología evoluciona y transforma continuamente los trabajos.

Esto supondrá un reto para educadores y empleadores, ya que hay poco consenso sobre cómo enseñar habilidades socioemocionales y en los entornos escolares, estas habilidades se aprenden principalmente a través de actividades extracurriculares que eligen los estudiantes, mientras que en los entornos laborales, apenas se están comenzando a enseñar.

En contraste, se prevé que la demanda de habilidades cognitivas básicas, como lectoescritura, aritmética o ingreso de datos, disminuirá sustancialmente en siete de las ocho economías analizadas, debido a que estas habilidades son altamente automatizables, y únicamente la India registrará una mayor demanda de trabajadores con estas habilidades.

“La pandemia no solo incrementará el número de transiciones ocupacionales de unos trabajos a otros, sino que también intensificará el reto del reciclaje profesional. Los trabajadores vulnerables en situación más precaria serán los que más sentirán sus efectos”, señaló la socia de MGI y coautora del informe Anu Madgavkar, para quien es urgente que tanto empresas como responsables políticos ayuden a estos trabajadores a adquirir las habilidades más necesarias en el futuro.

A este respecto, MGI considera que un enfoque de ecosistema, que reúna a empresas, legisladores, educadores y otras partes interesadas, resultaría más eficaz que los esfuerzos aislados para abordar los desafíos de la fuerza laboral, subrayando que una respuesta integral y estrechamente coordinada podría ayudar a más trabajadores a realizar la difícil transición laboral que se avecina.

De este modo, sugiere que a las empresas asociarse con universidades, agencias gubernamentales y organizaciones sin ánimo de lucro para capacitar a los trabajadores, centrando sus procesos de selección y reclutamiento en las habilidades en lugar de en títulos académicos, lo que puede expandir el grupo de candidatos de trabajo disponibles y aumentar la diversidad para las empresas al tiempo que ayuda a facilitar las transiciones de la fuerza laboral que probablemente se desarrollarán tras la pandemia.

EXPANDIR LA INFRAESTRUCTURA DIGITAL Y DE APOYO.

En el caso de las autoridades públicas, el informe sostiene la importancia de expandir y reforzar tanto la infraestructura digital, lo que permite responder a la mayor demanda de formación online y al auge del teletrabajo, como brindar apoyo a los trabajadores empujados a realizar una transición ocupacional.

En este aspecto, los autores destacan la ayuda que muchos países ofrecieron a los trabajadores que perdieron su empleo en la pandemia y señalan que, ante la probabilidad de que muchos necesiten recapacitarse para cambiar de ocupación, es posible que sean necesarias formas nuevas o ampliadas de apoyo a los ingresos.

Entre las opciones, las autoridades podrían considerar nuevas formas de modernizar y fortalecer la red de seguridad social para ayudar a las personas en transición laboral o que enfrentan recortes salariales significativos debido a la automatización. Dicha ayuda podría adoptar muchas formas, incluidos programas de apoyo a los ingresos más flexibles, asistencia para la reubicación, subvenciones para formación, aumento de salarios mínimos y sistemas fiscales reformados.

Por otro lado, plantean la posibilidad de ampliar los beneficios y las protecciones de la fuerza laboral para cubrir también a trabajadores de la llamada economía colaborativa, algo que durante la pandemia se hizo por primera vez en varios países, defendiendo que la elaboración de políticas de prestaciones sostenibles para cubrir a una mayor proporción de la fuerza laboral y más adecuada para un mercado moderno podría merecer un examen más detenido.

Además, proponen reducir barreras a la movilidad física de los trabajadores, así como reducir las barreras a la movilidad ocupacional, señalando en este caso que, si bien la concesión de licencias garantiza que los profesionales tengan las habilidades y la formación necesarias, así como la protección a los consumidores, también puede limitarse la competencia y la movilidad ocupacional.

“Los responsables de las políticas nacionales y locales tienen la oportunidad de reconsiderar la concesión de licencias de manera que preserven la seguridad y protejan a los consumidores, pero también permitan la fluidez de la mano de obra en el mercado”, apuntan.

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