
En un nuevo episodio de tensiones entre dos de los países más conflictivos del sur de Asia, India llevó a cabo ataques militares dirigidos contra objetivos en territorio pakistaní, en respuesta a un atentado ocurrido el mes pasado en Cachemira, que dejó 26 muertos. Pakistán respondió de forma inmediata, calificando las acciones como una “guerra impuesta” y prometiendo una represalia proporcional.
Según un comunicado emitido por el gobierno indio en la madrugada del miércoles, los ataques constituyeron una “respuesta precisa y mesurada”, diseñada para evitar una escalada del conflicto. Autoridades indias detallaron más tarde que se alcanzaron nueve objetivos específicos dentro del territorio pakistaní, siendo esta la incursión más profunda en suelo enemigo desde la guerra de 1971. Nueva Delhi afirmó que sus blancos fueron únicamente “campos terroristas identificados”, sin dañar civiles ni instalaciones económicas o militares.
Sin embargo, el ejército de Pakistán contradijo esta versión, informando que 26 civiles murieron como resultado de los bombardeos, mientras que el Ministerio de Asuntos Exteriores del país calificó los ataques como “un acto de guerra”. El primer ministro paquistaní, Shehbaz Sharif, condenó la operación militar india, tildándola de “ataque cobarde”, y advirtió que “el enemigo no logrará sus objetivos”.
Este nuevo cruce militar recuerda al episodio vivido en 2019, cuando un atentado suicida provocó la muerte de 40 agentes indios. India atribuyó entonces la autoría a grupos apoyados por Pakistán, lo que derivó en sus primeros ataques aéreos en suelo pakistaní desde 1971. Islamabad respondió derribando un avión de combate indio y capturando al piloto, que fue liberado días después. Aunque las tensiones se apaciguaron posteriormente, el actual conflicto genera temores de una nueva escalada.
El ministro de Defensa pakistaní, Khawaja Muhammad Asif, afirmó en una entrevista que su país derribó cinco aviones de combate indios, aunque esta afirmación no fue confirmada por el Ministerio de Exteriores de India, que no respondió de inmediato a las consultas. Por su parte, el ejército indio denunció que fuerzas pakistaníes lanzaron fuego de artillería hacia zonas bajo control indio en Cachemira.
En una rueda de prensa, el secretario de Asuntos Exteriores de India, Vikram Misri, aseguró que el ataque del 22 de abril en Pahalgam tenía como objetivo desestabilizar el desarrollo en la región de Cachemira e incitar tensiones comunales. No se hizo referencia a los presuntos derribos de aviones.
India afirmó que sus ataques fueron más allá de la región disputada de Cachemira, impactando en siete localidades del interior de Pakistán: Bahawalpur, Muridke, Tehra Kalan, Sialkot, Bhimber, Kotli y Muzaffarabad. Analistas señalan que, aunque la operación marca un nuevo pico de tensión, ambas partes han demostrado históricamente moderación para evitar un conflicto a gran escala, especialmente desde que ambas naciones se convirtieron en potencias nucleares en 1998.
Las consecuencias inmediatas se sintieron en los mercados financieros. En India, el índice bursátil NSE Nifty 50 registró fluctuaciones después de una caída inicial del 0,7 %, mientras que la rupia se depreció un 0,2 % frente al dólar. En Pakistán, el índice KSE-30 llegó a desplomarse hasta un 6,1 %, su nivel más bajo desde diciembre.
Mientras tanto, el principal partido de la oposición en India, el Congreso Nacional Indio, expresó su apoyo a la acción militar, aunque evitó pedir nuevas ofensivas. Por otro lado, Pakistán cerró su espacio aéreo tras los ataques, según confirmó un portavoz de Pakistan International Airlines.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó la situación de “lamentable” y expresó su deseo de que el conflicto “termine pronto”. Washington ha mantenido contacto con ambos gobiernos en un intento de reducir las tensiones, y el asesor de Seguridad Nacional indio, Ajit Doval, informó al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, sobre los ataques.
India nombró a su operación militar como “Operación Sindoor”, en alusión al polvo rojo que las mujeres hindúes casadas llevan como símbolo en la frente. Según testigos del ataque en Pahalgam, los hombres fueron ejecutados frente a sus familias, incrementando aún más la indignación pública.
Como parte de su presión contra Pakistán, India suspendió el Tratado de Aguas del Indo, un acuerdo histórico de reparto fluvial. Islamabad denunció que Nueva Delhi prácticamente detuvo el flujo de agua por el río Chenab, vital para la agricultura pakistaní.
India y Pakistán, rivales históricos desde su independencia del Reino Unido en 1947, han librado varias guerras por el control de Cachemira, una región del Himalaya reclamada por ambos. La última confrontación prolongada tuvo lugar en 1999, con la infiltración de tropas pakistaníes en Kargil, zona bajo control indio. En los últimos días, ambos países han intensificado maniobras militares para demostrar su preparación ante un posible conflicto mayor.