Europa tiene un grave problema: crece la preocupación internacional por la libertad de expresión
“¿Qué deberían hacer los europeos en la práctica? Deberían empezar por retomar las antiguas ideas liberales de que el desacuerdo ruidoso es mejor que el silencio forzado y que las personas deben tolerar las opiniones de los demás. La difamación debería ser un asunto civil, con garantías adicionales para criticar a los poderosos. El acoso y la incitación a la violencia deberían seguir siendo delitos, pero el “discurso de odio” es un concepto tan difuso que debería eliminarse”, escribe The Economist.
El artículo afirma que conceptos jurídicos como la difamación o el discurso de odio se están aplicando de forma extensiva para frenar opiniones incómodas, especialmente en redes sociales y medios de comunicación. The Economist defiende que la difamación debería considerarse un asunto civil, con garantías adicionales para proteger la crítica a los poderosos, mientras que solo el acoso y la incitación a la violencia deberían mantenerse como delitos.