“Irán puede cerrar Ormuz pero Arabia Saudita tiene rutas alternativas para su petróleo”. Guillermo Santos Aramburo
Guillermo Santos Aramburo, socio de i capital asesores financieros y patrimoniales, analiza las implicaciones del discurso aún no emitido del líder supremo iraní, Alí Jamenei, quien promete respaldo total a la ofensiva de Irán y advierte tanto a Israel como a Estados Unidos que su país no se rendirá ni aceptará una paz impuesta. Este mensaje, grabado y filtrado parcialmente, es percibido como un nuevo punto de tensión que podría agravar el conflicto con Israel.
Las bolsas europeas muestran una sorprendente calma pese a la gravedad del conflicto geopolítico. Santos destaca que los mercados han aprendido a convivir con las tensiones en Medio Oriente, siempre que no haya un impacto directo en los precios del petróleo. Señala que el trasfondo económico global sigue siendo sólido, lo que explica la falta de reacciones bruscas por ahora.
Según Santos, el petróleo se mantiene dentro de un rango “cómodo” de entre 60 y 70 dólares, lo que beneficia tanto a productores como a compradores. Este equilibrio, sin embargo, podría romperse si el conflicto escala. Si Irán paraliza el Estrecho de Ormuz, donde transita hasta el 30% del gas natural licuado y una parte significativa del crudo, el barril podría dispararse a los 90 o incluso 100 dólares, elevando la inflación y afectando la política monetaria.
Estados Unidos, a través de su industria energética endeudada y sus intereses geoestratégicos, tiene mucho en juego. Santos advierte que un conflicto mayor afectaría las empresas del sector, dispararía los rendimientos de los bonos y pondría presión sobre los bancos centrales, que han estado recortando tipos. También recuerda que el historial de guerras en la región ha tenido altos costos económicos para EE.UU., lo que hace urgente evitar un nuevo frente bélico.
Arabia Saudita también entra en escena como actor clave. No solo por su capacidad de producción alternativa que podría aliviar parte del suministro energético, sino también por su rol diplomático. Se plantea la necesidad de reactivar los Acuerdos de Abraham, en los que Riad fue protagonista, como vía para estabilizar la región. La colaboración entre Estados Unidos y Arabia Saudita se vuelve crucial para evitar una escalada mayor y garantizar la seguridad energética mundial.
Se menciona que el mejor escenario sería una reactivación de los Acuerdos de Abraham para pacificar la región, aunque en este momento parece improbable. La clave, según Santos, es evitar que el conflicto se extienda a otros países productores, lo que pondría en jaque la estabilidad energética global. Estados Unidos y Arabia Saudí juegan un papel central para lograr un nuevo statu quo en la región.