La actividad privada de la eurozona resistió en marzo el impacto de la inflación y la guerra, según PMI

Aumenta el riesgo de estancamiento o contracción en el segundo trimestre a expensas de la duración de la guerra en Ucrania

El crecimiento de la actividad del sector privado en la zona euro durante el pasado mes de marzo se moderó ligeramente, pero continuó en niveles sólidos, a pesar de la incertidumbre por la guerra en Ucrania y las presiones inflacionistas, según el índice compuesto de gestores de compras (PMI), que bajó a 54,9 puntos desde los 55,5 del mes anterior.

Según los datos de S&P Global, el PMI del sector manufacturero se situó en marzo en 53,1 puntos, frente a los 55,5 de febrero, su peor lectura en 21 meses, mientras que el dato del sector servicios subió a 55,6 puntos desde los 55,5 del mes anterior, su mejor lectura en cuatro meses.

“La economía de la zona euro mantuvo un ritmo fuerte de crecimiento en marzo, disminuyendo solo ligeramente desde su máxima de cinco meses de febrero, ya que la relajación de las restricciones por la Covid-19 continuó soportando niveles crecientes de actividad comercial”, explicaron los responsables de la encuesta.

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Los nuevos pedidos también aumentaron a un ritmo sólido en marzo, aunque los nuevos encargos de los mercados de exportación disminuyeron debido a que, según las empresas encuestadas, la guerra en Ucrania afectó el comercio transfronterizo.

De su lado, la confianza empresarial se vio muy afectada, y cayó hasta su mínima de 17 meses debido a que las crecientes tensionesgeopolíticas y la inflación afectaron las perspectivas.

En cuanto a los precios, la inflación de costes de los insumos se aceleró hasta alcanzar su máximo de toda la serie histórica en marzo, mientras que, para combatir las presiones sobre sus márgenes de beneficio, las empresas subieron los precios cobrados por losproductos y servicios a un ritmo récord.

Entre los países analizados, Irlanda (61 puntos) registró el ritmo más rápido de crecimiento en marzo, por delante de Francia (56,3) y Alemania (55,1), mientras que España (53,1) e Italia (52,1) cerraron la clasificación.

“La resistencia de la economía se pondrá a prueba en los próximos meses”, ha advertido Chris Williamson, economista jefe de S&P Global, en referencia a las dificultades relacionadas con el aumento vertiginoso en los costes de la energía y otros productos básicos por la invasión de Ucrania, así como el empeoramiento de los problemas de las cadenas de suministro y un marcado deterioro del optimismo empresarial con respecto de las perspectivas para los próximos doce meses.

“Las expectativas de crecimiento se han deteriorado en un momento en que las perspectivas de inflación han empeorado”, ha añadido Williamson, para quien una recesión “no está garantizada de ninguna manera”, aunque la evolución de la economía dependerá de la duración de la guerra y de cualquier cambio en la política fiscal y monetaria.

“Parece probable que la sólida expansión observada en marzo resulte difícil de sostener y claramente existe un mayor riesgo de que la economía se estanque o se contraiga durante el segundo trimestre”, ha concluido.

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