La broma de Pedro Sánchez en la OTAN marca el fin de una época: España llorará su vacilada a Trump
La cumbre de la OTAN ha dejado una imagen política significativa, Pedro Sánchez aislado en la tradicional fotografía de líderes internacionales, mientras Donald Trump, acompañado por figuras como Rutte o Starmer, marca el tono dominante. Esta escena ha sido interpretada como el símbolo del fin del peso internacional de Sánchez y una señal clara del desgaste de su liderazgo, tanto en España como en el exterior. La tensión aumentó cuando Trump exigió a los aliados europeos —España incluida— elevar el gasto en defensa al 5% del PIB. Sánchez respondió con una promesa a largo plazo, firmando ese compromiso para 2029, pero sin detallar cómo se financiará.
España, como otros países europeos, debe afrontar el reto de incrementar su gasto en defensa hasta el 5% del PIB, tal como plantea la OTAN, en un contexto de fuertes restricciones presupuestarias. Un análisis gráfico difundido por Reuters y comentado por el experto Ley Thomas muestra que gran parte del presupuesto español está destinado a pensiones (18,8%), sanidad (6,9%) y educación (4,4%), áreas difíciles de recortar sin un alto coste político. El dilema no es exclusivo de España: toda Europa se ve obligada a priorizar entre bienestar social y gasto militar, en un momento en que la presión social y fiscal ya es extrema.
El resultado podría traducirse en consecuencias económicas, como represalias comerciales o exclusión de decisiones estratégicas. La “vacilada” a Trump, como algunos la califican, puede salirle cara no solo al Gobierno, sino a todos los ciudadanos españoles.