Se trata del peor atasco logístico desde la pandemia
Los principales puertos de Europa están viviendo una grave crisis de congestión logística que podría extenderse durante meses. Empresas del sector atribuyen la situación a las políticas arancelarias del expresidente estadounidense Donald Trump, sumadas a condiciones climáticas adversas, como los bajos niveles del río Rin.
Según la compañía naviera WEC Lines, con sede en los Países Bajos, citada por Bloomberg, todos los grandes centros logísticos europeos, como Róterdam, Amberes y Hamburgo, están “desbordados”. En estos puertos, las barcazas y buques portacontenedores enfrentan esperas inusualmente largas, de hasta varios días. Se trataría de la peor congestión desde la pandemia de COVID-19.
Los cambios bruscos en las rutas comerciales globales —impulsados por los aranceles estadounidenses— han obligado a las navieras a rediseñar sus operaciones. Esto ha impactado directamente en la puntualidad de las entregas y ha generado efectos en cascada que llegan hasta los consumidores finales.
Esperas de hasta 77 horas para cargar contenedores; clientes al borde de paralizar producción
Las compañías logísticas advierten que los retrasos en puertos como Amberes y Róterdam han provocado tiempos de espera promedio de entre 66 y 77 horas para las barcazas. En condiciones normales, estos buques reciben horarios fijos para carga, lo que garantiza rapidez y eficiencia.
Por el momento, según Bloomberg, ningún cliente ha detenido la producción por falta de insumos, pero ese riesgo ya es tangible. En Amberes, el segundo puerto más activo de Europa, las descargas de mercancía se realizan con hasta cinco días de retraso, lo que impide a las barcazas recoger la carga a tiempo.
La situación genera efectos dominó: productos llegan tarde a almacenes, comercios y consumidores, y los retrasos siguen acumulándose a lo largo de la cadena logística.
Reorganización de navieras y falta de agua agravan la crisis portuaria
Además de los aranceles y el aumento de volumen comercial, otros factores están empeorando la situación. La primavera seca en Europa ha dejado niveles bajos en el Rin, lo que limita la carga que pueden transportar las barcazas fluviales.
También ha influido la ruptura de la alianza entre MSC y Maersk, las dos navieras más grandes del mundo, lo que ha provocado una realineación de rutas y terminales. Los cambios han generado disrupciones temporales en los horarios y han saturado aún más los puertos afectados.
Mientras tanto, el volumen de importaciones desde Asia ha aumentado, con un crecimiento estimado del 7% anual. Esto se debe a que muchas exportaciones que antes iban a EE.UU. están ahora siendo redirigidas a Europa para evitar aranceles.
La industria trabaja para evitar el colapso, pero advierte: el problema no desaparecerá pronto
Las terminales, gestionadas en su mayoría por operadores privados como ECT (Róterdam) y DP World (que opera en Amberes y Róterdam), están contratando personal y adquiriendo nuevos equipos para aliviar la carga. El Puerto de Amberes-Brujas reconoció una “congestión prolongada”, pero afirmó que sus sistemas siguen operando dentro de los márgenes previstos, según Bloomberg.
No obstante, algunas voces del sector son pesimistas. Algunas navieras están tardando hasta una semana en recoger contenedores, cuando normalmente la operación se hacía en tres días. Según expertos citados por Bloomberg, será necesario invertir durante años para solucionar de fondo el problema.