Minsait afirma que la emisión de monedas digitales plantea grandes retos de seguridad y convergencia de pagos

Borja Ochoa, directivo de la compañía, aboga por una “colaboración abierta” entre bancos, tecnológicas y fintech para afrontar los desafíos

MADRID, 23 (EUROPA PRESS)

La acelerada digitalización de los medios de pago que ha provocado la pandemia está impulsando el avance hacia una sociedad sin pago en efectivo y caracterizada por un cambio de comportamiento en los usuarios, que demandan experiencias de pago simples, ágiles y sin fricción.

En paralelo, han aparecido nuevas monedas digitales como las criptomonedas, que han experimentado un crecimiento exponencial pese a sus connotaciones especulativas, y después las ‘stable coins’, respaldadas de alguna manera por activos tangibles, como la moneda Libra de Facebook, que busca corregir las debilidades de las criptomonedas.

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Para adaptarse a este nuevo entorno, los bancos centrales avanzan en la búsqueda de un modelo idóneo para la emisión de sus propias monedas digitales, conocidas por sus siglas en inglés CBDC (Central Bank Digital Currencies), que realmente aspiran a convertirse en un complemento al efectivo.

“Se trata de monedas que pueden contribuir a la inclusión financiera, especialmente en geografías con un bajo grado de bancarización”, ha explicado Borja Ochoa, director general y responsable global de Servicios Financieros de Minsait, una compañía de Indra.

Ochoa ha destacado que las CBDC permiten el “adecuado” control de las políticas monetarias por parte de los bancos centrales y, al mismo tiempo, reducen el protagonismo de iniciativas privadas en torno a estas nuevas formas de pago.

En una presentación en el Digital Coin&European Financial System Sevilla Virtual Summit 2021, el directivo ha recalcado que la implantación de estas iniciativas es “una realidad que hay que asumir”.

“Todavía tenemos un amplio camino por recorrer, pues la adopción masiva de este tipo de monedas no sólo plantea retos desde un punto de vista tecnológico, sino también desde el propio funcionamiento del sistema financiero”, ha matizado posteriormente.

En esta línea, Borja Ochoa destaca que existen muchos interrogantes sobre la mesa respecto a cuál debe ser exactamente el proceso de evolución de estas monedas digitales emitidas por los bancos centrales.

En concreto, ha hecho énfasis en procesos tan críticos como la seguridad, la privacidad del uso, su distribución y aceptación, la necesaria infraestructura que permita un gran volumen futuro de transacciones o la usabilidad.

Ochoa ha apuntado a que es importante no olvidarse de encontrar un “buen equilibrio”, que permita a dichas monedas digitales “cumplir su papel” sin provocar problemas macroeconómicos por competencia directa contra el sistema de cuentas y depósitos en el que está basada la economía actual.

Para el directivo, uno de los grandes retos que tiene Europa para disponer de su moneda digital -el euro digital- es “viralizar su adopción” entre una población ampliamente bancarizada y acostumbrada a disponer de numerosas opciones a la hora de efectuar el pago “desde una tarjeta hasta una transferencia inmediata, pasando por una iniciación de pagos”.

La acelerada digitalización de los medios de pago que ha provocado la pandemia está impulsando el avance hacia una sociedad sin pago en efectivo y caracterizada por un cambio de comportamiento en los usuarios, que demandan experiencias de pago simples, ágiles y sin fricción.

En paralelo, han aparecido nuevas monedas digitales como las criptomonedas, que han experimentado un crecimiento exponencial pese a sus connotaciones especulativas, y después las ‘stable coins’, respaldadas de alguna manera por activos tangibles, como la moneda Libra de Facebook, que busca corregir las debilidades de las criptomonedas.

Para adaptarse a este nuevo entorno, los bancos centrales avanzan en la búsqueda de un modelo idóneo para la emisión de sus propias monedas digitales, conocidas por sus siglas en inglés CBDC (Central Bank Digital Currencies), que realmente aspiran a convertirse en un complemento al efectivo.

“Se trata de monedas que pueden contribuir a la inclusión financiera, especialmente en geografías con un bajo grado de bancarización”, ha explicado Borja Ochoa, director general y responsable global de Servicios Financieros de Minsait, una compañía de Indra.

Ochoa ha destacado que las CBDC permiten el “adecuado” control de las políticas monetarias por parte de los bancos centrales y, al mismo tiempo, reducen el protagonismo de iniciativas privadas en torno a estas nuevas formas de pago.

En una presentación en el Digital Coin&European Financial System Sevilla Virtual Summit 2021, el directivo ha recalcado que la implantación de estas iniciativas es “una realidad que hay que asumir”.

“Todavía tenemos un amplio camino por recorrer, pues la adopción masiva de este tipo de monedas no sólo plantea retos desde un punto de vista tecnológico, sino también desde el propio funcionamiento del sistema financiero”, ha matizado posteriormente.

En esta línea, Borja Ochoa destaca que existen muchos interrogantes sobre la mesa respecto a cuál debe ser exactamente el proceso de evolución de estas monedas digitales emitidas por los bancos centrales.

En concreto, ha hecho énfasis en procesos tan críticos como la seguridad, la privacidad del uso, su distribución y aceptación, la necesaria infraestructura que permita un gran volumen futuro de transacciones o la usabilidad.

Ochoa ha apuntado a que es importante no olvidarse de encontrar un “buen equilibrio”, que permita a dichas monedas digitales “cumplir su papel” sin provocar problemas macroeconómicos por competencia directa contra el sistema de cuentas y depósitos en el que está basada la economía actual.

COLABORACIÓN Y TECNOLOGÍA

En definitiva, Ochoa ha señalado que se trata un momento clave en la implementación de iniciativas, puestos que estas van a suponer un cambio sustancial en la forma de realizar transacciones, en un contexto en el que es necesario definir aspectos operativos y de estrategia que están en proceso de análisis y reflexión.

Esta evolución pasa necesariamente por la adopción de tecnologías más adecuadas y la construcción de las normas que finalmente decida el Banco Central Europeo (BCE), en el caso del euro digital.

Todo ello, debería hacerse, en opinión del directivo, sobre la base de una colaboración abierta entre todos los ‘players’ para que estos puedan aportar su visión y sus reflexiones.

“Se trata de un largo camino, en el que la innovación, la experiencia en pagos, la regulación y las tecnologías disruptivas como ‘blockchain’ pueden marcar la pauta. Bancos centrales y comerciales, grandes empresas tecnológicas muy especializadas en pagos y fintechs van a tener que colaborar estrechamente para ir responder dando una respuesta adecuadamente a todos los desafíos”, ha apuntado Borja Ochoa.

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