“Putin se está preparando para lo que pueda venir. Occidente no está midiendo el peligro”. Teissier
Diego Pitarch, profesor del máster de relaciones internacionales del IE, analiza los recientes ejercicios militares rusos en el Báltico y el contexto geopolítico que los rodea. Pitarch interpreta estos movimientos como una estrategia de disuasión por parte de Rusia. Considera que, más que una acción ofensiva, se trata de una respuesta preventiva ante lo que Moscú percibe como una amenaza creciente desde Europa y la OTAN. Sostiene que Putin busca mostrar su capacidad militar no para atacar, sino para enviar un mensaje claro: “no me provoquéis”.
Carlos Teissier, profesor de negociación y geopolítica en el IEB y en la Universidad de Shanghai, echa la vista atrás hacia episodios como la anexión de Crimea en 2014 y la invasión de Ucrania en 2022 para advertir que cada vez que Putin se ve presionado por Occidente, responde con acciones militares contundentes. Por eso, Teissier no cree que estos ejercicios navales sean una simple muestra de fuerza; más bien, los interpreta como una preparación para un nuevo ataque. Teissier critica duramente a EE. UU. y Europa por no medir adecuadamente el riesgo de una reacción rusa y por mantener una postura que no favorece una negociación real.
Cosme Ojeda, Profesor de RR.II. en CEU San Pablo, discrepa de la idea de que haya una escalada inminente y sostiene que Putin entiende mejor la fuerza que la diplomacia. Para Ojeda, Europa no está actuando con afán provocador ni siguiendo ciegamente a EE. UU., sino respondiendo a una amenaza real y sostenida. Cita como ejemplo el reciente despliegue permanente de tropas alemanas en Lituania, lo que considera una respuesta racional ante el comportamiento agresivo de Rusia.