“Rusia sabe que no puede confiar en Zelensky ni en Occidente. No se va a firmar un alto el fuego”
Juan Antonio Aguilar, director del Instituto Español de Geopolítica, profundiza en la desconfianza estructural que existe entre Rusia y las potencias occidentales, calificando a las élites europeas y estadounidenses como mentirosas y manipuladoras, recordando ejemplos históricos que, según él, demuestran un patrón de incumplimientos y engaños. Argumenta que Rusia, conocedora de este comportamiento, no busca un alto el fuego superficial sino una negociación sobre las causas profundas del conflicto: la neutralidad de Ucrania, la desmilitarización, la garantía de derechos para la población rusófona y un orden de seguridad europeo diferente al actual. Aguilar considera que sin abordar esos temas fundamentales, cualquier conversación será inútil y no pasará de ser un teatro político.
Santiago Armesilla, director del Instituto Beatriz Galindo – La Latina, plantea que desde el lado ruso la negociación solo tiene sentido si se basa en un reconocimiento de los hechos consumados, como el control efectivo del territorio. Desde su perspectiva, si Ucrania no acepta estas realidades, Rusia podría optar por una guerra de desgaste prolongada, buscando hacerla insostenible para Kiev tanto militar como demográficamente. Para Armesilla, Rusia está dispuesta a negociar, pero desde una posición de fuerza, y si las condiciones mínimas no se cumplen, continuará presionando hasta debilitar por completo a su adversario.
Covadonga Torres, profesora de derecho y doctora en IA en la Universidad Rey Juan Carlos, recalca el papel de Europa como actor subordinado a Estados Unidos, apuntando a que el rearme europeo no implica una autonomía real sino una mayor dependencia militar y económica. Denuncia una falta de voluntad de paz en la UE y acusa a las élites europeas de mantener el conflicto por intereses estratégicos, bloqueando cualquier avance negociador desde Ucrania al ejercer control directo sobre Zelensky. Menciona que incluso en momentos pasados, Zelensky había mostrado cierta disposición a ceder territorios, pero que fue después del rearme europeo cuando endureció su posición.
Jose Luis Orella, profesor de historia y pensamiento de la Universidad CEU San Pablo, sostiene que el presidente Zelensky es ya una figura políticamente amortizada, incapaz de firmar un acuerdo sin exponerse a represalias internas, especialmente por parte de sectores nacionalistas ucranianos. Según Orella, cualquier firma que reconozca la pérdida de territorios o la entrega de recursos estratégicos a potencias extranjeras, especialmente a Estados Unidos, lo condenaría a un retorno imposible a su país y lo marcaría como traidor. Presenta a Zelensky como un dirigente que busca una salida personal, un exilio dorado, tras haber representado los intereses de ciertos grupos oligárquicos, y ahora intenta evitar asumir la responsabilidad histórica de una derrota nacional.