“Ucrania al borde del colapso: si Trump frena la ayuda, solo tendrá munición para 10 días”. Smith
Andrew Smith, analista del centro para el bien común de la UFV analiza lleva a cabo el balance tras la última cumbre, y deja claro que el escenario internacional sigue convulso, especialmente para Ucrania y Europa. La relación entre EEUU y Europa sigue siendo un pilar clave en la dinámica global, aunque cada vez más marcada por los intereses divergentes entre los miembros de la Unión Europea.
La situación es crítica para Ucrania. La correlación de fuerzas en el conflicto se presenta como altamente desfavorable para el país. “Si la ayuda prometida por el expresidente Biden se paraliza, los suministros militares de Ucrania solo alcanzarían para diez días más de combate” afirma Smith.
Un panorama sombrío que subraya la dependencia de Kiev respecto a los recursos proporcionados por Washington. A pesar de la retórica de apoyo, la realidad en el terreno muestra que sin el respaldo estadounidense, las perspectivas ucranianas se vuelven inciertas.
Según el enalista, el liderazgo de la Unión Europea en la crisis sigue siendo un tema controvertido. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, no lidera de facto la posición europea, ya que los países miembros, cada uno con sus intereses particulares, mantienen un poder considerable sobre la dirección que tomará el bloque. Europa, al parecer, se encuentra en un ejercicio de limitación de daños, sin una estrategia común sólida ni una visión cohesionada.
La posición de Reino Unido se ha vuelto aún más complicada. El país se encuentra en una encrucijada entre su histórica relación con la Unión Europea, su alineación con Estados Unidos y la presión de Rusia. Esta complicada ecuación ha llevado a Londres a acercarse más a Washington, consolidando la dependencia estratégica con el país norteamericano.
Mientras tanto, los rusos están en camino de alcanzar su objetivo de dividir a la OTAN. Aunque no se ha logrado una fractura total, las tensiones internas dentro de la alianza atlántica se incrementan y los rusos continúan avanzando en su estrategia para desgastar la unidad de Occidente. La perspectiva de una nueva OTAN, o de un replanteamiento de su papel, comienza a rondar las mesas de discusión, pero “Europa no parece estar preparada para asumir esta responsabilidad por sí sola” Smith.
Si la Unión Europea busca reanimarse como una fuerza autónoma, la realidad es que necesitaría seguir dependiendo estrechamente del plan estadounidense, al menos en los próximos años. La falta de cohesión interna y de liderazgo claro en la UE no augura un futuro independiente en el corto plazo.
Según el analista, la dependencia de Europa de EEUU sigue siendo inquebrantable, y aunque las voces que buscan una mayor autonomía continúan, lo cierto es que la relación entre ambos continentes se mantiene como el centro de la estabilidad global. Sin el respaldo de Washington, Europa y Ucrania enfrentan un futuro incierto, uno donde los “ases en la manga” de EEUU se convierten en una pieza esencial para el equilibrio de poder en el conflicto.