“Zelensky se está jugando todo en Estambul. Sentarse con Putin es una victoria”. García
Aurelio García del Barrio, Director Global MBA en IEB, señala que la ausencia de figuras clave como Putin y Trump indica que no se esperan avances concretos, ya que los líderes solo acuden cuando hay algo que ganar. Considera que el evento podría terminar siendo una cumbre sin resultados, aunque reconoce que es un pequeño paso en la dirección adecuada.
Agustín Berea, maestro en estudios de Asia y África y experto en temas de Medio Oriente, cree que lo importante para Zelensky es estar en la mesa, aunque sea sin Putin. Interpreta su insistencia como un intento de reivindicar su papel como interlocutor legítimo. Sugiere que, incluso si existen obstáculos formales como el decreto que impide negociar con Putin, estos pueden saltarse por necesidad política. En ese sentido, la cumbre de Estambul representa una oportunidad para recuperar protagonismo internacional, más allá de su eficacia inmediata.
Alberto García Molinero, profesor e investigador de Historia Contemporánea U. Granada, afirma que para Zelensky, la verdadera victoria sería estar en igualdad con Trump y Putin en una cumbre como la de Estambul. Si logra sentarse en esa mesa, se rompe la narrativa rusa que lo presenta como un títere. Aunque no se menciona explícitamente la cumbre como tal, la lectura implícita es que su valor simbólico supera al político. La sola foto ya sería un triunfo para Ucrania y para Europa.