Ciencia, controversia y un visitante interestelar

¿Un cometa con propulsión artificial? El debate que reaviva Avi Loeb sobre 3I/Atlas

¿Un cometa con propulsión artificial? El debate que reaviva Avi Loeb sobre 3I/Atlas

El astrofísico Avi Loeb ha vuelto a encender el debate: en varios artículos sostiene que el interstellar object 3I/ATLAS muestra señales difíciles de explicar solo con la física cometaria clásica y abre la puerta —con cautela— a una “propulsión artificial”. La comunidad, de momento, pide calma: hay datos nuevos, pero el patrón dominante sigue siendo “es un cometa raro, no una nave”.

3I/ATLAS es el tercer visitante interestelar confirmado tras ’Oumuamua y 2I/Borisov, descubierto el 1 de julio de 2025 por el sistema ATLAS y confirmado como interstellar por su órbita hiperbólica. Su perihelio llegó el 29 de octubre y desde entonces han proliferado imágenes que muestran una cola y plumas de polvo complejas, incluso posibles anticolas, alimentando titulares tan vistosos como las propias fotografías. Reuters ya lo enmarcó como un hallazgo excepcional —un cometa grande, rápido y antiguo— que pasará más cerca de la Tierra el 19 de diciembre sin riesgo alguno.

Loeb ha publicado en Medium una serie de notas muy seguidas en las que argumenta dos puntos principales: primero, que 3I/ATLAS presenta una aceleración “no gravitatoria” detectada en torno al perihelio; segundo, que el patrón de chorros —simétricos y cambiantes— podría ser compatible con un sistema de propulsión o navegación artificial, aunque también con una fragmentación reciente que haya multiplicado la superficie activa de sublimación. Su postura combina provocación intelectual con avisos de prudencia: pide más datos, reclama imágenes pendientes de liberar y admite alternativas naturales. 

¿Hay base instrumental? La “aceleración no gravitatoria” es un viejo conocido de los cometas: cuando el hielo se sublima, los chorros ejercen un pequeño “empuje” que modifica la trayectoria respecto a la que dictaría solo el Sol. Loeb cita un informe de navegación del JPL atribuido a Davide Farnocchia; varios medios recogieron esa mención, subrayando que la explicación más parsimoniosa sigue siendo el outgassing. En paralelo, imágenes recientes de telescopios y amateurs europeos muestran una estructura de jets compleja pero coherente con actividad cometaria, y la prensa local en EE. UU. ha documentado cambios de la cola sin desviaciones orbitales anómalas.

 

Además, hay medidas que apuntan a lo de siempre en cometas activos: la JWST reportó una coma dominada por CO₂ con agua, CO, hielo y polvo, con mayor salida de material hacia el Sol; esto encaja con chorros energéticos y, por tanto, con aceleraciones pequeñas pero medibles. La imagen “espectacular” no implica necesariamente ingeniería: implica físico-química bajo condiciones extremas.

El ruido mediático se ha amplificado al mezclarse con otro visitante: C/2025 V1 (Borisov). Algunos lo ligaron erróneamente a 3I/ATLAS o lo etiquetaron como “casi interestelar”; divulgadores solventes han aclarado que no están relacionados y que, pese a similitudes superficiales, V1 no es otro objeto interestelar. En el frente del “no son aliens”, Live Science y otros han recordado que cambios de color, anticolas y jets dobles pueden emerger de geometrías de iluminación y dinámica de polvo, sin apelar a motores.

La discusión, en realidad, va de método: Loeb impulsa una agenda de búsqueda de tecnofirmas y defiende que, ante anomalías, no conviene cerrar hipótesis de origen tecnológico; la ortodoxia exige abrumadora evidencia antes de abandonar explicaciones naturales. Por ahora, los datos públicos sostienen el dictamen conservador: 3I/ATLAS se comporta como un cometa peculiar —muy fotogénico— y su aceleración extra encaja con chorros de sublimación, algo frecuente en cuerpos activos. Si futuras imágenes de alta resolución (por ejemplo, desde orbitadores o campañas coordinadas) mostraran maniobras no compatibles con jets, el debate cambiaría de escala. Hasta entonces, lo razonable es mantener la curiosidad encendida y los pies en el suelo.