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El Gobierno sube más las pensiones y lastra las cuentas: "572 euros más para 6,5 millones de jubilados"

El Gobierno aplica un nuevo recorte en las nóminas de hasta 95 euros anuales para fortalecer las pensiones, ¿cómo afectará a tu salario?

La noticia ha sido recibida con alivio por millones de jubilados: las pensiones subirán un 2,7% en 2026, en línea con el dato de inflación de noviembre. Para los 6,5 millones de pensionistas, esto supone un incremento medio de 572 euros al año. Un respiro económico en un contexto de precios elevados, encarecimiento de la energía y cesta de la compra disparada.

Pero mientras el Gobierno celebra esta revalorización automática, la sombra de la OCDE planea sobre el futuro del sistema. Y es que el organismo internacional ha avisado recientemente de que el modelo de España no es sostenible a medio plazo sin reformas profundas. Por eso, aunque el aumento sea positivo en el bolsillo inmediato, hay voces que advierten de que esta senda puede convertirse en un riesgo.

Un incremento que llega como alivio…

La revalorización del 2,7% supone:

  • Un aumento medio de 40,8 euros al mes.

  • Una mejora anual de 572 euros por pensionista.

  • Más de 3.700 millones de gasto adicional para el Estado.

Y se aplicará a todas las pensiones contributivas, tal como establece la ley que las indexa al IPC, aprobada en la última reforma.

La medida garantiza el poder adquisitivo de los jubilados en 2026 y evita la erosión causada por la subida continuada de los precios.

…pero que coincide con una advertencia contundente de la OCDE

Hace apenas unos días, la OCDE publicó un informe que cayó como un jarro de agua fría sobre la política española de pensiones. Entre sus advertencias, una central:

El sistema español será insostenible si las pensiones continúan vinculadas automáticamente a la inflación sin aumentar la edad efectiva de jubilación y sin más ingresos estructurales.

El organismo advierte de que España:

  • Tiene uno de los índices de envejecimiento más altos de la UE.

  • Afronta la jubilación de la generación del baby boom, más numerosa.

  • Destina ya un 13% del PIB a pensiones, y crecerá a más del 15% en la próxima década.

  • Mantiene una edad efectiva de retiro muy por debajo de la legal.

Por eso, aunque la subida del 2,7% es legal, justa y esperada, incrementa la presión sobre un modelo que ya está en tensión estructural.

¿Por qué preocupa este aumento del gasto?

Porque cada actualización anual basada en el IPC añade miles de millones a un sistema que:

  • Tiene déficit estructural.

  • Depende cada vez más de transferencias del Estado.

  • Se apoya en una base laboral que no crece al ritmo necesario.

La pregunta es inevitable: ¿hasta cuándo podrá mantenerse esta fórmula sin reformas adicionales?

Los economistas advierten: “Más gasto sin más ingresos es una ecuación imposible”

Diversos expertos consultados por medios económicos ya adelantaron que:

  • La indexación automática es positiva a corto plazo pero insostenible a largo si no se acompaña de ajustes.

  • La demografía española tensionará el sistema como nunca antes.

  • El aumento del gasto en pensiones será “explosivo” entre 2028 y 2045.

Todo esto hace que la subida del 2,7% sea celebrada hoy, pero también vista como un riesgo evidente para la sostenibilidad del sistema público.

Un equilibrio cada vez más difícil

La situación abre un debate de fondo:

  • Protección del poder adquisitivo de los jubilados → imprescindible.

  • Sostenibilidad presupuestaria → imprescindible también.

Pero mantener ambas cosas sin reformas profundas —como ampliar la vida laboral real, atraer más inmigración cualificada o elevar ingresos estables— es un reto que la OCDE considera cada vez más complejo.

Claves

La subida de las pensiones en 2026 trae alivio inmediato, sí. Pero llega en el peor momento para un sistema que la OCDE ya ha colocado en zona de riesgo. Entre el deber del Estado de proteger a sus mayores y la necesidad de mantener cuentas públicas equilibradas, España se adentra en una etapa decisiva.

La noticia es buena para los jubilados.
El problema es que, para el sistema, puede no serlo tanto.

Y en ese equilibrio frágil, el futuro de las pensiones se juega más que nunca.