Bruselas subasta tres EU-Bonds por €5.079 millones con coberturas modestas y tipos en ascenso: 2,302% (2028), 3,189% (2035) y 3,883% (2048)

El Tesoro de la UE coloca €2.100 millones a 2028 al 2,302% y enfría la demanda en el tramo largo

El Tesoro de la UE coloca €2.100 millones a 2028 al 2,302% y enfría la demanda en el tramo largo

La Comisión Europea adjudicó hoy €2.100 millones en bonos con vencimiento 5 de diciembre de 2028 a un tipo medio del 2,302% y una ratio de cobertura de 1,33. En paralelo, vendió €1.659 millones a 2035 al 3,189% (cobertura 1,43) y €1.317 millones a 2048 al 3,883% (cobertura 1,26). El resultado confirma el encarecimiento del coste de financiación en los extremos de la curva y una demanda más selectiva en los plazos largos, en un contexto de mercado todavía sensible a la volatilidad de los tipos globales.

En la subasta de hoy, la Comisión Europea colocó €2.100 millones del EU-Bond 3,125% con vencimiento el 5 de diciembre de 2028 a un rendimiento medio del 2,302%, tras recibir €2.799 millones en ofertas (cobertura 1,33). El tramo a ocho años y medio se resolvió con un rendimiento del 3,189% y cobertura de 1,43 sobre €1.659 millones adjudicados, mientras que el bono a 2048, con cupón 2,625%, exigió un 3,883% y mostró la cobertura más floja del día (1,26). Son cifras oficiales del propio Ejecutivo comunitario que encajan con un mercado más exigente en duración larga tras las últimas sacudidas en rentabilidades soberanas. 

Para calibrar esa “selectividad” sirve la foto reciente: en la subasta del 14 de julio, los EU-Bonds lograron coberturas más holgadas (1,59; 1,39 y 1,67, según tramo), y en las operaciones sindicadas de septiembre —donde los bancos colocan directamente entre grandes inversores— la Comisión levantó €11.000 millones con una demanda que multiplicó por ~18 veces cada nueva referencia a 2030 y 2055. Es decir, el apetito estructural por el crédito UE sigue ahí, pero en subasta pura el inversor está midiendo precio y vencimiento con más lupa, especialmente más allá de los 20-30 años. 

El matiz también importa para la planificación del año. Tras captar hasta €90.000 millones en la primera mitad de 2025, Bruselas prevé ejecutar seis subastas de EU-Bonds entre julio y finales de septiembre, dentro de un programa que apunta a unos €160.000 millones en el conjunto del ejercicio. En este marco, las subastas multitramo como la de hoy sirven para repoblar líneas existentes —los saldos vivos del 2028, 2035 y 2048 aumentan a €16.970, €14.792 y €15.317 millones, respectivamente— y mantener líquidas las referencias que nutren NextGenerationEU y otras necesidades comunes. 

Hay tres claves financieras. Primero, la pendiente: la combinación de 2,30% a 2028 frente a casi 3,9% a 2048 refleja una curva positiva en un entorno en el que los bancos centrales han empezado a recortar tipos, pero donde las primas a plazo siguen altas por incertidumbre fiscal y técnica de mercado. Segundo, la demanda: coberturas de 1,26–1,43 no son débiles per se, pero sí inferiores a algunos hitos del verano, lo que sugiere que el inversor institucional pide más rentabilidad para bloquear duración. Tercero, la ejecución: la UE alterna bien subastas y sindicaciones; cuando sale con libro coordinado, los picos de demanda son notables —como el €11.000 millones del 10 de septiembre—, mientras que la subasta abierta pone el termómetro real del precio de equilibrio en cada plazo. 

En términos de mercado, el resultado presiona ligeramente al alza los swaps euro a muy largo plazo y puede ensanchar temporalmente los diferenciales frente a Bund en el 2048, aunque no hay señales de tensión de liquidez: los precios ponderados (102,504% para el 2028; 101,598% para el 2035; 81,408% para el 2048) y los porcentajes adjudicados al mínimo aceptado confirman una puja competitiva, especialmente en los dos tramos más largos donde el 100% se cerró en el umbral inferior. La sensación es que el emisor conserva el “premium de calidad” que ha consolidado desde 2020, pero convive con un ciclo en el que cada punto básico cotiza. 

Mirando adelante, la guía oficial del prestatario europeo anticipa más ventanas de financiación en el cuarto trimestre, en paralelo a la rotación de vencimientos y a las necesidades del Mecanismo de Recuperación. Si el pulso de mercado se estabiliza —y la volatilidad de los largos de Estados Unidos y Reino Unido se normaliza— es razonable esperar coberturas algo más consistentes, sobre todo en 5–10 años, donde el “sweet spot” de muchos mandatos ESG y de buy-and-hold europeos se mantiene intacto. Pero hoy la señal que envía la curva de la UE es diáfana: el largo paga y el inversor lo sabe.