Sheinbaum desafía la presión arancelaria de EEUU: México vira hacia Asia-Pacífico

En un momento donde la economía mexicana enfrenta nuevos retos por la escalada de aranceles impulsada desde Washington, Claudia Sheinbaum ha decidido maniobrar con audacia y pragmatismo. ¿El punto de partida? Una inusual pero estratégica apertura hacia Asia-Pacífico. En un giro que no muchos esperaban, la presidenta recibió al mandatario de Singapur, Tharman Shanmugaratnam, en la que se perfila como una visita de Estado decisiva para diversificar socios y rutas comerciales.

Este encuentro, que tuvo lugar del 1 al 3 de diciembre, es mucho más que un simple saludo protocolario. Se trata de un intento deliberado por voltear la mirada hacia mercados que ofrecen alternativas frescas y promisorias para México, justo cuando el gigante norteamericano endurece las condiciones económicas y comerciales.

La relación México-Estados Unidos nunca ha sido sencilla, pero los últimos movimientos de la administración Trump han tensado aún más las cuerdas. El aumento de aranceles afecta sectores clave del país y obliga a México a buscar otros caminos. ¿Por qué Singapur?

Singapur es un nodo estratégico en Asia-Pacífico, una economía vibrante y un centro financiero con conexiones que pueden abrir puertas a mercados que México apenas empieza a explorar con seriedad. Además, el acercamiento se alinea con la creciente importancia del bloque Asia-Pacífico en la economía global, colocando a México en un escenario con más actores y menos dependencia unilateral.

Este tipo de visitas van más allá de las cartas formales; simbolizan un mensaje político claro. Sheinbaum, al retar tímidamente la hegemonía norteamericana y mirar hacia el este, está enviando señales fuertes tanto a los inversionistas mexicanos como a la comunidad internacional.

Por supuesto, no es solo cuestión de diplomacia; se trata de buscar réditos tangibles para la economía nacional, como la inversión extranjera directa y la colaboración en áreas tecnológicas, industriales y comerciales que hasta ahora han sido hegemonizadas por Estados Unidos.

Durante su estancia, la presidenta tuvo una ceremonia oficial en Palacio Nacional y mantuvo una reunión bilateral con el mandatario singapurense. En estos espacios formales, ambos países exploraron vías para fortalecer sus vínculos económicos y políticos. Pero la esencia del encuentro, ¿Qué encerró?

Fue el reconocimiento de que las reglas del juego global están cambiando. México no puede ni debe confiar ciegamente en un sólo socio comercial, máxime cuando ese socio impone condiciones que afectan su estabilidad. Asia-Pacífico representa una puerta abierta a la cooperación en diversos niveles, desde tecnología hasta comercio electrónico, pasando por nuevas formas de inversión.

Claro, la ruta no es sencilla ni exenta de obstáculos. Establecer relaciones sólidas fuera del marco tradicional implica riesgo y adaptación. Sin embargo, la apuesta por una diversificación económica no es un lujo, sino una necesidad urgente para el país.

Entonces, ¿Qué sigue? Lo crucial será traducir estos encuentros y declaraciones en acciones concretas, con resultados palpables para las pequeñas y medianas empresas mexicanas, que a menudo son las más afectadas por las tensiones internacionales.