3i/Atlas

Probabilidad de que 3i/Atlas llegue a la Tierra

3i/Atlas: Two paths - Same speed accross the sky. cc ShivaMeucci
3I/Atlas es un objeto interestelar detectado con posible trayectoria hacia la Tierra. Conoce su origen y las implicaciones científicas para la astronomía actual. Descubre cómo se estudia este fenómeno.

En el debate cada vez más encendido sobre el cometa interestelar 3I/ATLAS, un nuevo elemento ha agitado todavía más las aguas: un largo análisis matemático publicado por Shiva Meucci el 8 de noviembre de 2025, titulado “3I/ATLAS — China Just Proved the Cover-Up: Tianwen-1 Images Deliberately Degraded ~3,600×”. En ese texto, el autor acusa abiertamente a la agencia espacial china de haber degradado de forma deliberada las imágenes captadas por la sonda Tianwen-1, y sugiere que nos encontramos ante algo más que un simple cometa.

Qué afirma el análisis de Shiva Meucci

Según Meucci, los datos no encajan con una simple explicación técnica. China publicó a principios de noviembre una serie de imágenes de 3I/ATLAS tomadas por la cámara HiRIC de Tianwen-1 el pasado 3 de octubre, cuando el objeto pasó a unos 29 millones de kilómetros de Marte. En su comunicado, la CNSA hablaba de un cometa con núcleo y coma claramente distinguibles, con un diámetro de “varios miles de kilómetros”. Sin embargo, lo que se ve en las imágenes difundidas es poco más que una mota borrosa de apenas unos píxeles.

Ahí es donde entra la matemática. Meucci toma las especificaciones públicas de la cámara HiRIC —un telescopio de 38,7 cm de apertura, con un IFOV de 1,887 microradianes, es decir, unos 0,389 segundos de arco por píxel— y calcula cuánto debería ocupar en la imagen una coma de ese tamaño a 29 millones de kilómetros de distancia. Incluso usando la cifra “conservadora” de 10.000 kilómetros de diámetro que menciona la propia CNSA, la coma tendría que extenderse, según su cuenta, unos 180 píxeles de ancho. Y si se usan los tamaños de coma reportados por observatorios terrestres (del orden de cientos de miles de kilómetros), el resultado se dispara a varios miles de píxeles.

En resumen: donde la óptica y la geometría indican que deberíamos ver un objeto que se come literalmente el sensor, en las imágenes oficiales apenas aparece un manchón de 2 a 5 píxeles. De ahí que Meucci hable de una degradación intencionada de entre unas 1.800 y unas 3.600 veces en resolución lineal, muy “por debajo de la capacidad del instrumento”. No sería un límite físico de la cámara, sino una decisión consciente en el procesado antes de la publicación.

Skywatch Signal @UAPWatchers

Un patrón que despierta sospechas

El artículo no se queda ahí. Para Meucci, esta degradación encaja en un patrón más amplio que ya había descrito en textos anteriores: tres misiones con cámaras de altísima resolución (HiRISE en Marte, HiRIC en Tianwen-1 y la sonda Psyche de la NASA) habrían tenido oportunidades únicas para fotografiar 3I/ATLAS… y, casualmente, o bien no han publicado nada, o bien han difundido material que, según él, oculta más de lo que muestra. En el caso de la NASA, apunta al retraso en la publicación de las imágenes de HiRISE, oficialmente atribuido al cierre del Gobierno estadounidense.

A partir de ahí, el análisis entra en terreno mucho más polémico. Meucci enlaza la supuesta degradación de las imágenes con otras anomalías que él y otros observadores han señalado: una desviación en la trayectoria de 3I/ATLAS que no cuadraría con los modelos estándar, un aumento de brillo muy por encima de lo previsto y la ausencia de una gigantesca nube de restos que, según cálculos atribuidos al astrofísico Avi Loeb, debería haberse formado si la aceleración observada se debiera a un simple proceso de desgasificación cometaria. Si ese “mega penacho” de miles de kilómetros de diámetro no aparece ni de lejos en las imágenes de alta resolución, razona, la hipótesis del cometa clásico se tambalea.

De la física a la narrativa de encubrimiento

Sobre esa base, el autor sugiere un escenario mucho más inquietante: que 3I/ATLAS no se esté comportando como un cuerpo natural y que algunos cambios de trayectoria puedan estar pasando desapercibidos por cómo se modelan los datos y por la falta de imágenes sin degradar. Incluso enlaza toda esta narrativa con movimientos políticos y militares en Estados Unidos, planteando la idea de que ciertos gobiernos saben más de lo que reconocen públicamente.

Conviene remarcar un punto clave: todo este planteamiento procede de una fuente concreta, el análisis personal de Shiva Meucci, y no ha sido validado por la comunidad científica ni respaldado por ninguna agencia espacial. La CNSA, por su parte, ha presentado las imágenes como un logro técnico dadas las dificultades de observar un objeto extremadamente tenue desde la órbita marciana, y ha enmarcado la baja calidad aparente en los retos de captar un blanco muy débil. Meucci replica que el brillo afecta al tiempo de exposición, no a la resolución nativa, y que los números no cuadran, pero eso forma parte de su interpretación.

Lo que está en juego con 3I/ATLAS

El resultado es un choque frontal entre una lectura oficial prudente y una lectura altamente suspicaz que ve en cada silencio, retraso o imagen borrosa una pieza más de un encubrimiento global. Para unos, 3I/ATLAS es un cometa interestelar fascinante pero natural; para otros, como Meucci, es el catalizador de una secuencia de decisiones políticas, militares y de comunicación que huele a algo mucho más grande.

En las próximas semanas, campañas de observación coordinadas y nuevos datos públicos deberían aportar más luz y dejar menos espacio a las conjeturas. Hasta entonces, lo único claro es que, en el terreno de 3I/ATLAS, las matemáticas, las imágenes y la confianza en las instituciones se han convertido en el epicentro de una batalla narrativa donde cada píxel cuenta.