Impacto en Rusia: el mayor avión turbohélice An-22 se estrella tras urgente reparación
Un avión de transporte militar An-22 del Ministerio de Defensa ruso se estrelló en la región de Ivanovo, en el distrito de Furmanovsky y cerca del embalse de Uvod, durante un vuelo de prueba tras pasar por trabajos de reparación. Según las primeras informaciones, a bordo viajaban siete tripulantes, y todos habrían fallecido en el siniestro. El aparato, uno de los pocos de este modelo aún operativos, despegó del aeródromo militar de Ivanovo-Severny, donde está basada la flota restante de este gigante del transporte táctico soviético.
Un vuelo de prueba que terminó en tragedia
El An-22 realizaba un vuelo programado de prueba tras completar tareas de mantenimiento cuando se produjo el accidente. Los primeros reportes difundidos por medios rusos como TASS sitúan la caída en las inmediaciones del embalse de Uvod, en una zona próxima al aeródromo militar donde se concentran este tipo de aeronaves.
Imágenes satelitales previas al siniestro mostraban al menos dos An-22 estacionados en Ivanovo-Severny, y todo apunta a que el avión siniestrado era precisamente el que había sido recientemente sometido a reparaciones en hangar. La investigación oficial deberá esclarecer si el accidente está relacionado con esos trabajos, con un fallo estructural o con otros factores operativos.
Por el momento, las autoridades rusas no han ofrecido detalles técnicos sobre las causas del siniestro, más allá de confirmar que se trataba de un vuelo de ensayo y que no había tropas ni carga a bordo, únicamente la tripulación.
Un gigante que estaba destinado a retirarse
El accidente llega en un momento delicado para la aviación de transporte rusa. El año pasado, el comandante de la Aviación de Transporte Militar, el teniente general Vladimir Benediktov, había anunciado que las Fuerzas Aeroespaciales rusas retirarían los An-22 en 2024, poniendo fin a la carrera operativa de un modelo diseñado en los años sesenta.
Sin embargo, las pérdidas significativas de aparatos Il-76, otro pilar del transporte militar ruso, habrían llevado al mando a reconsiderar esos planes y a reactivar y restaurar algunos An-22 para compensar el déficit de capacidad. El avión siniestrado formaría parte de este esfuerzo por devolver a servicio unidades veteranas que, sobre el papel, ya estaban destinadas al retiro.
Este giro estratégico plantea interrogantes sobre el coste y el riesgo de prolongar la vida útil de aeronaves con más de medio siglo de diseño, aunque modernizadas y sometidas a trabajos de revisión profunda.
El An-22, pionero del transporte ultra pesado
El An-22 ‘Antey’ es un avión de transporte militar soviético desarrollado en Kyiv en la década de 1960.
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Realizó su primer vuelo el 27 de febrero de 1965.
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Entró en producción en serie en 1966.
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Comenzó a operar de forma regular en 1969.
Durante años fue el mayor avión de transporte turbohélice del mundo, con unas prestaciones que lo situaron a la vanguardia de su época y lo convirtieron en precursor de gigantes posteriores como el An-124 ‘Ruslan’ y el emblemático An-225 ‘Mriia’.
Entre sus características más destacadas figuran:
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Capacidad de carga de hasta 80 toneladas.
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Peso máximo al despegue de aproximadamente 250 toneladas.
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Cuatro motores NK-12MA, cada uno con unos 15.000 caballos de potencia.
Gracias a su enorme bodega, su autonomía y su capacidad para operar en pistas poco preparadas, el An-22 fue durante décadas una herramienta clave para el transporte de equipos pesados, vehículos blindados y suministros en operaciones militares y humanitarias.
Un accidente que apunta a la tensión sobre la flota rusa
Aunque las causas del siniestro siguen bajo investigación, el accidente del An-22 en Ivanovo vuelve a poner el foco en la presión operativa sobre la flota de transporte rusa, en un contexto de guerra de desgaste y logística compleja.
La decisión de recuperar aparatos que estaban en fase de retirada, combinada con la necesidad de mantener un ritmo elevado de misiones, abre el debate sobre:
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El estado real de las aeronaves más veteranas.
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La suficiencia de los procesos de mantenimiento y modernización.
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El equilibrio entre necesidad operativa y seguridad de las tripulaciones.
Mientras se esperan las conclusiones oficiales, el accidente del An-22 se suma a otros episodios recientes que subrayan hasta qué punto los conflictos prolongados estresan las capacidades logísticas y técnicas de las fuerzas armadas.
