Washington refuerza su estrategia de “máxima presión” sobre Teherán con un nuevo paquete de sanciones internacionales

EE. UU. impone sanciones a más de 50 entidades vinculadas a la red petrolera de Irán en una ofensiva global contra su financiación

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos anunció este jueves un nuevo paquete de sanciones contra más de 50 personas, empresas y buques relacionados con las exportaciones de petróleo y petroquímicos iraníes. La medida, liderada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), busca desmantelar lo que Washington describe como “elementos clave de la maquinaria energética” que permite a Teherán financiar a grupos armados en Oriente Medio.
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EPA / MICHAEL REYNOLDS

El secretario del Tesoro, Scott Bessent, explicó que las sanciones tienen como objetivo interrumpir la capacidad del régimen iraní de generar miles de millones de dólares mediante la venta ilegal de petróleo y gas licuado de petróleo (GLP). Según el comunicado oficial, las medidas afectan a empresas y redes logísticas con base en China, Emiratos Árabes Unidos, India, Turquía y Hong Kong, todas ellas implicadas en el transporte, almacenamiento o procesamiento de crudo iraní.

“Estados Unidos no permitirá que Irán continúe beneficiándose del comercio energético ilícito que financia actividades terroristas y desestabiliza la región”, afirmó Bessent. El Tesoro indicó que esta operación forma parte de la cuarta ronda de sanciones contra refinerías y operadores que compran petróleo iraní, en un esfuerzo coordinado con los aliados occidentales para cortar las fuentes de ingreso de Teherán.

La acción también incluye la congelación de activos de las entidades sancionadas bajo jurisdicción estadounidense y la prohibición de transacciones financieras internacionales con empresas relacionadas con la red petrolera iraní.

 

De acuerdo con una investigación publicada por Reuters, Irán ha conseguido mantener sus exportaciones de crudo en torno a 1,4 millones de barriles diarios a pesar de las sanciones previas, utilizando una red de intermediarios, buques con bandera extranjera y operaciones de reetiquetado del petróleo.

Muchos de esos cargamentos terminan en refinerías chinas independientes, conocidas como teapots, que compran crudo a precios reducidos. Según estimaciones de la firma Vortexa, China absorbe más del 80 % del petróleo exportado por Irán, gran parte del cual se comercializa como mezcla procedente de Malasia o Emiratos Árabes para evadir los controles.

Washington busca ahora bloquear esas rutas de comercio opaco, persiguiendo no solo a las empresas iraníes, sino también a los intermediarios extranjeros que facilitan las operaciones. “El objetivo no es solo castigar a Irán, sino también disuadir a sus socios comerciales de servir como cómplices financieros del régimen”, apuntó el analista energético Amos Hochstein en declaraciones a Bloomberg.

 

El endurecimiento de las sanciones llega en un momento de máxima tensión en Oriente Medio, tras los recientes enfrentamientos entre Israel y Hamás y los ataques de grupos vinculados a Irán contra intereses estadounidenses en la región.

Desde Washington, el mensaje es claro: aislar económicamente a Teherán para debilitar su influencia regional. La administración Trump ya utilizó esta estrategia bajo el lema de “máxima presión”, pero ahora se refuerza con un enfoque más coordinado entre el Tesoro, el Departamento de Estado y aliados europeos.

En paralelo, los precios internacionales del petróleo Brent se mantuvieron estables tras el anuncio, cotizando en torno a los 83,4 dólares por barril, mientras los mercados evalúan si las sanciones afectarán la oferta global. Según analistas de Energy Intelligence, el impacto será limitado a corto plazo, dado que Irán “ha demostrado una capacidad notable para reconfigurar sus redes de exportación”.

 

El Ministerio de Asuntos Exteriores iraní calificó las nuevas sanciones de “inútiles e ilegítimas”, asegurando que Washington “intenta sabotear los avances diplomáticos” y obstaculizar los esfuerzos para aliviar la crisis humanitaria en Gaza. En un comunicado difundido por la agencia IRNA, Teherán acusó a Estados Unidos de “hipocresía política” al sancionar el comercio energético mientras continúa apoyando a Israel militarmente.

Sin embargo, expertos consultados por The Guardian subrayan que estas sanciones podrían agravar los problemas económicos internos de Irán, donde la inflación supera el 45 % y la depreciación del rial ha alcanzado niveles récord frente al dólar.


Las nuevas sanciones contra la red petrolera iraní consolidan la estrategia estadounidense de contención económica y diplomática hacia Teherán. Aunque el impacto inmediato sobre las exportaciones puede ser limitado, el mensaje de Washington es inequívoco: cualquier entidad que colabore con Irán en su comercio energético será objeto de castigo. En un escenario regional marcado por la inestabilidad, el petróleo vuelve a situarse en el centro del pulso geopolítico global.

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