Negociaciones tensas en Gaza: Hamás pide más margen

Hamás afirma que aún evalúa el plan de Trump: “necesitamos tiempo” para responder

Hamás necesita más tiempo para revisar el plan de Trump sobre Gaza - E P A / Y A H Y A A R H A B

El grupo insurgente Hamás comunicó a mediadores que continúa analizando la propuesta estadounidense para poner fin al conflicto en Gaza, asegurando que sus consultas internas aún no han concluido. La administración Trump había dado un plazo de tres a cuatro días para respuesta, pero esta nueva postura agrega incertidumbre al escenario diplomático.

La propuesta presentada esta semana por Donald Trump para poner fin al conflicto en Gaza parecía abrir una ventana de oportunidad en medio de meses de violencia y bloqueo diplomático. Sin embargo, el guion vuelve a girar: un funcionario de Hamás aseguró que el grupo sigue evaluando el plan y que todavía no ha fijado una posición oficial. El anuncio contrasta con versiones previas que hablaban de una respuesta ya entregada a Washington. Según la agencia AFP, Hamás comunicó a los mediadores —Qatar, Egipto y Turquía— que las consultas continúan y que necesitarán más tiempo antes de dar un veredicto.

El plan de Trump, presentado junto a Benjamin Netanyahu, contempla un alto el fuego inmediato, la liberación de todos los rehenes, el desarme de Hamás y la retirada gradual del ejército israelí. Además, plantea la creación de una autoridad internacional de transición que asuma el control político de Gaza durante un periodo limitado. La propuesta fue respaldada rápidamente por varias potencias occidentales y por gobiernos árabes que ven en ella una oportunidad para aliviar la crisis humanitaria y frenar la espiral de violencia. Israel, por su parte, aceptó el plan de forma oficial, aunque introdujo matices sobre los plazos de retirada y la supervisión internacional.

Para Hamás, la situación es más compleja. El grupo rechaza de entrada el desarme total, considerado una línea roja para su supervivencia política y militar. Además, teme quedar excluido de cualquier fórmula de poder bajo la autoridad internacional propuesta. Medios internacionales señalan que dentro de Hamás conviven posturas diferentes: una parte de su liderazgo estaría dispuesta a aceptar la iniciativa como base de negociación, mientras otra rechaza cualquier escenario que limite su capacidad armada o su influencia en Gaza. De ahí la necesidad de tiempo adicional para alcanzar un consenso interno.

Las divisiones en la cúpula, repartida entre Gaza, Doha y Estambul, dificultan una respuesta rápida. A ello se suma la presión militar: mientras Hamás delibera, los bombardeos israelíes continúan y han causado decenas de víctimas en los últimos días, lo que endurece el clima en la Franja. Los mediadores regionales insisten en que el grupo debe dar una señal clara cuanto antes. Para Qatar y Egipto, aceptar el plan —aunque sea con reservas— permitiría abrir un proceso de negociación más amplio. Pero prolongar la indecisión podría debilitar a Hamás frente a la comunidad internacional y frente a su propia población.

La indecisión de Hamás mantiene en suspenso la dinámica diplomática y abre varios escenarios. Si finalmente rechaza el plan, Israel podría retomar operaciones con mayor respaldo externo. Si acepta, incluso con condiciones, se abriría la posibilidad de una transición en Gaza bajo tutela internacional, lo que supondría un cambio radical en la gobernanza del territorio. La propuesta también reaviva un debate más amplio: ¿puede imponerse un acuerdo de alto el fuego con plazos rígidos cuando las realidades políticas y militares son tan complejas? Trump ha advertido de que no habrá margen para negociaciones interminables, pero los hechos muestran que el ritmo en Gaza lo marcan más los actores locales que los ultimátums externos.

Hamás ha optado por ganar tiempo, consciente de que cada palabra en su respuesta puede redefinir su papel en Gaza. Para Estados Unidos y sus aliados, la demora supone un riesgo: cuanto más se alargue la incertidumbre, mayor será la posibilidad de que el plan se desgaste antes de arrancar. En este tablero, la presión internacional se mezcla con la resistencia interna y con el drama cotidiano de una población atrapada entre decisiones políticas y bombardeos. El desenlace, aún incierto, dirá si el plan de Trump queda en papel mojado o si logra abrir un nuevo capítulo en el conflicto más enquistado de Oriente Medio.