Rusia rechaza la tregua navideña propuesta por Europa y profundiza la brecha diplomática
La negativa del Kremlin a una tregua navideña impulsada desde Europa reabre el debate sobre los intereses estratégicos detrás de la iniciativa y evidencia la creciente desconfianza entre Moscú y las capitales occidentales.
En plena escalada del conflicto en Ucrania, la propuesta europea de una tregua navideña ha recibido una respuesta tajante de Rusia, que ha rechazado cualquier alto el fuego limitado en el tiempo. Para varios analistas consultados por Negocios TV, este movimiento no puede leerse solo en clave humanitaria o protocolaria, sino como un episodio más de una partida geopolítica en la que se cruzan intereses militares, electorales y energéticos. Voces como las de Juan Antonio Aguilar, Jesús López Almejo y Carlos Mamani coinciden en un diagnóstico: mientras persistan las sospechas sobre las intenciones reales de las partes, la paz seguirá siendo un objetivo lejano.
La polémica en torno a la tregua se ha convertido en un nuevo capítulo de la batalla por el relato. Mientras las instituciones europeas presentan la iniciativa como un gesto de desescalada, desde Moscú y desde ciertos círculos académicos se interpreta como un intento de ganar tiempo, rearmar posiciones y reforzar determinadas narrativas políticas de cara a procesos electorales clave.
Una tregua bajo sospecha
Para Juan Antonio Aguilar, director del Instituto Español de Geopolítica, la propuesta de tregua navideña responde menos a motivos humanitarios que a cálculos estratégicos y electorales. A su juicio, el objetivo sería contener el avance ruso sobre el terreno y, al mismo tiempo, ofrecer a las capitales occidentales una pausa útil en términos de comunicación política.
Aguilar sostiene que «los europeos buscan ganar tiempo para las elecciones de medio término en Estados Unidos» y evitar que determinados escándalos de corrupción acaben salpicando a Bruselas. Desde esta perspectiva, considera “lógico” que Rusia rechace una iniciativa que interpreta como una “trampa” diplomática y que podría, según su lectura, poner en riesgo los equilibrios internos de unas estructuras políticas europeas que el analista llega a definir como «clases parasitarias».
Narrativas enfrentadas sobre la resistencia ucraniana
El investigador Jesús López Almejo, del CONAHCYT, incide en la dimensión comunicativa de la propuesta. Según su análisis, la idea de una tregua se utilizaría para reforzar una narrativa de fortaleza de la resistencia ucraniana, que, a su juicio, no se correspondería con el avance militar ruso sobre el terreno.
Almejo sostiene que líderes europeos como Olaf Scholz, Ursula von der Leyen o Friedrich Merz estarían «desconectados de la realidad», y critica lo que califica de políticas belicistas y rusófobas, que —siempre según su visión— alejan cualquier posibilidad de una solución pacífica negociada. En este marco, la tregua navideña se percibe más como un instrumento de gestión del relato que como un paso real hacia el fin de las hostilidades.
El avance ruso como factor central
En el plano estrictamente militar, Aguilar destaca lo que describe como un avance “imparable” de Rusia en el frente. Cita como ejemplos la presión sobre zonas como Kupiansk, Pókovsk, Minohrad o el entorno de Zaporiyia, que sitúa como puntos clave en la estrategia rusa.
Desde esta óptica, el Kremlin vería las propuestas europeas de alto el fuego limitado como gestos sin contenido práctico, incluso motivo de burla, al no ir acompañadas —según estos analistas— de cambios sustanciales en la postura política y militar de Occidente. La distancia entre la realidad del campo de batalla y las expectativas diplomáticas occidentales se ensancha, complicando aún más cualquier intento de mediación.
Desconfianza acumulada y papel de Occidente
El analista Carlos Mamani aporta una visión crítica sobre el papel histórico de Occidente en el conflicto. Recuerda que tratados como los Acuerdos de Minsk fueron percibidos por Rusia como una vía para ganar tiempo y armar a Ucrania, lo que habría erosionado la confianza en cualquier nuevo marco de entendimiento.
Mamani habla de una auténtica “felonía” en la gestión de esos compromisos y enmarca el conflicto actual en una guerra de desgaste ideológico y militar. A su juicio, esta experiencia pasada explica en parte por qué Moscú desconfía de propuestas como la tregua navideña y por qué se resiste a cualquier acuerdo que no venga acompañado de garantías verificables sobre el cumplimiento de lo pactado.
Europa, entre la dependencia y la búsqueda de soberanía
Otro elemento clave del análisis de Mamani es la posición de Europa dentro de la arquitectura estratégica occidental. El experto señala que la nueva Estrategia de Seguridad Nacional de Estados Unidos situaría al continente europeo en un segundo plano, hasta convertirlo en un «huérfano geopolítico» dependiente de las decisiones de Washington.
En este contexto, la persistencia de una política de confrontación permanente con Rusia se explicaría, en parte, por la influencia de élites corporativas y del complejo militar-industrial, más que por una visión autónoma de los intereses europeos. La gran incógnita, plantea el analista, es si Europa podrá algún día recuperar una postura verdaderamente soberana que priorice la colaboración y la estabilidad energética frente al choque prolongado.
Una paz integral aún lejana
Pese a la diversidad de matices, los expertos coinciden en un punto: la paz en Ucrania seguirá siendo esquiva mientras el conflicto esté atravesado por agendas ocultas, desconfianza mutua y treguas temporales percibidas como instrumentos tácticos más que como pasos sinceros hacia un acuerdo.
López Almejo insiste en que no habrá una pausa real en la violencia hasta que se aborde una “paz integral”, que incluya garantías de seguridad, reconocimiento de intereses legítimos de todas las partes y una reconfiguración del equilibrio geopolítico en Europa. En este sentido, la controversia por la tregua navideña funciona como un termómetro de la desconfianza: más que un simple alto el fuego, se ha convertido en símbolo de lo difícil que resulta construir un marco sostenible de entendimiento en un conflicto de alcance internacional.