Trump propone aranceles del 50%-100% a China y sanciones masivas a Rusia condicionadas a la unidad de la OTAN
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a sacudir el tablero internacional con un mensaje dirigido a los países de la OTAN en el que plantea medidas económicas de gran calado. En una carta publicada este sábado en su red social Truth Social, Trump propuso imponer aranceles de entre el 50% y el 100% a China hasta que concluya la guerra en Ucrania. Además, aseguró estar dispuesto a aplicar sanciones masivas contra Rusia, aunque con condiciones: solo si todos los aliados de la OTAN acuerdan adoptarlas y, de forma simultánea, dejan de comprar petróleo ruso.
El mensaje refleja una combinación de presión política y cálculo estratégico. Trump sostuvo que estas medidas económicas tendrían un impacto directo en el desenlace del conflicto. “Estoy listo para imponer sanciones mayores a Rusia cuando todas las naciones de la OTAN hayan acordado, y empezado, a hacer lo mismo, y cuando todas las naciones de la OTAN DEJEN DE COMPRAR PETRÓLEO DE RUSIA”, escribió. Y añadió: “Creo que esto, más la OTAN como grupo imponiendo aranceles del 50% al 100% a China, que se retirarían totalmente cuando termine la guerra, también será de gran ayuda para acabar con esta guerra mortal, pero ridícula”.
Un doble frente económico
La propuesta de Trump introduce un elemento disruptivo en la política internacional al vincular directamente dos frentes: la guerra en Ucrania y las tensiones comerciales con China. Por un lado, las sanciones a Rusia ya forman parte de la estrategia de Occidente desde la invasión de Ucrania en 2022, pero Trump condiciona su adhesión a una unidad total de la OTAN, un requisito difícil de cumplir dado que algunos países europeos siguen dependiendo en gran medida de los recursos energéticos rusos.
Por otro lado, los aranceles a China buscan ejercer presión adicional en el marco de la guerra, pero también responden a la lógica proteccionista que Trump ya desplegó durante su primer mandato. Una subida de hasta el 100% supondría un golpe directo a las exportaciones chinas y tendría implicaciones profundas para el comercio mundial, aumentando los riesgos de una nueva escalada en la rivalidad económica entre Washington y Pekín.
Reacciones y desafíos
Aunque la carta aún no ha generado respuestas oficiales de los gobiernos europeos, es previsible que sus propuestas susciten división en el seno de la OTAN. Países como Alemania o Hungría, que mantienen posiciones más matizadas respecto a Rusia, podrían mostrar resistencia a cortar de manera inmediata las compras de petróleo ruso. Al mismo tiempo, la imposición de aranceles a China afectaría directamente a economías europeas con una fuerte dependencia comercial del gigante asiático.
En Estados Unidos, la propuesta encaja con el discurso de Trump hacia su base política, donde el proteccionismo económico y la mano dura contra Pekín y Moscú son banderas recurrentes. No obstante, economistas advierten de que medidas de esta magnitud podrían desatar represalias comerciales y agravar la inflación global, un riesgo especialmente sensible en un contexto de incertidumbre económica.
Un pulso con múltiples lecturas
La carta de Trump no solo plantea medidas concretas, también envía un mensaje político: exige mayor cohesión a la OTAN y coloca a Estados Unidos como actor indispensable en cualquier estrategia de presión sobre Rusia y China. Al condicionar su compromiso a la acción conjunta, Trump se reserva la capacidad de marcar la agenda y de trasladar a sus socios europeos la responsabilidad de las decisiones más duras.
En paralelo, el vínculo entre la guerra en Ucrania y la política comercial hacia China revela hasta qué punto las dinámicas geopolíticas actuales se entrelazan en un escenario multipolar. La economía, una vez más, se convierte en el principal campo de batalla.
Lo que queda por ver es si la propuesta de Trump se materializa en un plan concreto o si se trata de una maniobra política destinada a reforzar su perfil internacional en un momento de alta tensión global. Lo cierto es que su mensaje reabre el debate sobre la capacidad de la OTAN para actuar de manera coordinada y sobre el impacto que tendría una nueva ola de proteccionismo en la frágil economía mundial.