Expectativas fiscales bajo presión: EE. UU. revisa su déficit

Bessent revela un déficit más bajo de lo esperado: ¿respiro para la economía norteamericana?

El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, ha anunciado que el déficit fiscal para el año que finaliza en septiembre será “ligeramente menor” de lo proyectado, situándose en torno al 6,5 % del PIB. En medio del cierre del Gobierno y la opacidad de los datos oficiales, esto representa un ajuste importante en las previsiones económicas, con implicaciones clave para políticas fiscales, mercados e inversores.
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EPA / MAGNUSL EJ HALL

Durante una intervención en la conferencia de banca comunitaria de la Reserva Federal en Washington, D.C., Bessent ofreció sus primeras cifras no oficiales: el déficit presupuestario será más moderado que lo estimado con anterioridad, aunque aún elevado. A falta de publicaciones oficiales debido al cierre del Gobierno, el secretario habló de una cifra cercana al 6,5 % del PIB, la más alta registrada en términos comparativos en tiempo de paz. (Fuente: nota del usuario)

Esa cifra coincide con proyecciones del Congressional Budget Office (CBO), que anticipa un déficit cercano a 1,9 billones de dólares, equivalente aproximadamente al 6,5 % del PIB. Aun así, el Tesoro reconoce que sus mediciones internas permiten matices que no estaban contemplados en las estimaciones previas.

Bessent atribuye ese mejor comportamiento relativo a esfuerzos en política comercial, reformas impositivas y desregulación. También defendió la iniciativa legislativa conocida como One Big Beautiful Bill como ejemplo de política fiscal eficaz. Aunque el déficit sigue siendo “el más alto en registro” para condiciones normales, la expectativa revisada plantea un alivio simbólico para la credibilidad fiscal del Gobierno.

Factores que explican la mejora aparente

Impulsos fiscales y aduaneros

El secretario del Tesoro señaló que los ingresos por aranceles podrían superar los 500.000 millones de dólares anuales, como resultado de las políticas tarifarias vigentes. Ese volumen suplementario de recaudación está siendo usado como argumento para matizar el impacto del déficit estimado.

Crecimiento económico y efecto denominador

Si la economía crece por encima de lo esperado, el PIB nominal aumenta y el déficit como porcentaje puede parecer más contenido. Bessent está impulsando un enfoque enfocado en crecimiento expansivo como complemento a la contención fiscal. 

La incertidumbre del cierre gubernamental

El retraso en la publicación de datos oficiales genera una sombra sobre la consistencia de las cifras. Al depender de estimaciones internas, la veracidad final deberá confirmarse cuando el Gobierno se reabra y los informes oficiales sean liberados.

Riesgos y límites del anuncio

Persistencia del desbalance estructural
Aunque una reducción leve en el déficit proyectado mejora la narrativa, un nivel del 6,5 % del PIB sigue siendo históricamente elevado para un país en paz. Las cargas de financiamiento, intereses de deuda y presiones inflacionarias no desaparecen con un ajuste milimétrico.

Credibilidad y difusión de datos opacos
Ofrecer cifras internas cuando los mecanismos oficiales están cerrados pone a Bessent en una posición conflictiva: si los números finales difieren mucho, podría cuestionarse la solidez del mensaje.

El desafío del objetivo del 3 % del PIB
Bessent ha planteado una meta ambiciosa: reducir el déficit hasta el 3 % del PIB. Pero eso exigirá ajustes drásticos, recortes programáticos y mayores ingresos, lo que podría topar con resistencias políticas.

Desgaste político y expectativas enfrentadas
El entorno político en EE. UU. es polarizado. Las políticas impositivas, recortes esenciales y medidas regulatorias necesarias para contener el déficit chocan con el riesgo de afectar programas sociales clave.

A corto plazo, una lectura más favorable del déficit puede aliviar la presión sobre los bonos del tesoro y las tasas de interés, así como mejorar el ánimo de los mercados ante señales de disciplina fiscal (aunque matizada). También puede reforzar la narrativa de que el Gobierno está tomando medidas de ajuste ante el endeudamiento creciente.

Para los inversores internacionales, el mensaje de Bessent —si se sostiene— puede devolver algo de confianza en los balances fiscales de EE. UU., lo cual incide en la prima de riesgo soberano estadounidense.

Desde el punto de vista de la política económica, este anuncio recalca la tensión entre crecimiento y control fiscal. La posibilidad de seguir recortando el déficit dependerá de la capacidad de crecimiento sostenible, del consenso legislativo y del respaldo político para reformas estructurales.


Scott Bessent ha dado un giro moderado al discurso fiscal: el déficit será algo menor de lo previsto, aunque sigue situado en niveles que demandan vigilancia estratégica. En un contexto de cierres institucionales y datos retrasados, el anuncio busca generar confianza, pero el éxito dependerá de que las cifras oficiales confirmen esta mejora. Si bien no es un desahogo dramático, sí puede ser el primer paso hacia una narrativa fiscal más creíble en EE. UU.

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