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Nvidia arrasa en bolsa y despierta pasión en Wall Street, pero las dudas no desaparecen

La compañía supera ampliamente las previsiones del mercado, impulsa a todo el sector de IA y reabre las dudas sobre si el rally sigue apoyado en fundamentos o entra en fase de agotamiento.

CEO Nvidia recientemente en The Asia Business Daily
CEO Nvidia recientemente en The Asia Business Daily

Nvidia ha vuelto a sacudir Wall Street con unos resultados que han hecho literalmente «brincar» a los inversores. En su tercer trimestre fiscal, la compañía ha rozado los 57.000 millones de dólares en ingresos, por encima de los 55.190 millones esperados por el consenso, y ha reafirmado su liderazgo absoluto en la carrera de la inteligencia artificial. El negocio de centros de datos, corazón de la tesis de inversión, ha alcanzado los 55.200 millones, frente a los algo más de 49.000 millones que descontaba el mercado, provocando una subida inmediata de en torno al 4,55% en las acciones en el after hours. Los números son espectaculares, pero también alimentan una pregunta incómoda: ¿estamos ante un crecimiento sostenible o ante los últimos compases de una euforia difícil de mantener?

El resultado refuerza la percepción de Nvidia como proveedor imprescindible de la infraestructura de cómputo para la nueva ola de IA generativa, pero llega en un momento en el que algunos analistas advierten de signos de cansancio en la tecnología de alto crecimiento y piden leer las cifras con algo más que entusiasmo.

Un trimestre que reescribe el listón de las expectativas

El tercer trimestre fiscal se ha saldado con un registro que muchos califican de histórico. Nvidia no solo ha superado las previsiones, sino que ha elevado de nuevo el listón de lo que el mercado considera “normal” para la compañía.

Los casi 57.000 millones de dólares de facturación frente a los 55.190 millones previstos consolidan un ritmo de expansión que pocos grupos tecnológicos pueden igualar. El dato llega tras varios trimestres de revisiones al alza, lo que hace aún más llamativo que la empresa siga sorprendiendo incluso sobre una base de comparación cada vez más exigente.

La reacción inicial en bolsa —con un repunte del 4,55% fuera de mercado— refleja tanto la magnitud de la sorpresa como el peso que Nvidia tiene hoy en los principales índices, muy especialmente en el segmento de valores ligados a la inteligencia artificial y al cómputo avanzado.

Centros de datos: el motor que tira de todo

Si hay una línea que explica el entusiasmo de los inversores, es la de centros de datos. Este negocio ha registrado ingresos de 55.200 millones de dólares, mientras el mercado esperaba apenas algo más de 49.000 millones.

La diferencia no es solo cuantitativa. Los centros de datos concentran la narrativa de Nvidia como suministrador clave de chips y sistemas para entrenar y desplegar modelos de IA, un ámbito en el que la demanda de capacidad de cálculo no deja de crecer. Que esta línea supere con tanta claridad las previsiones se interpreta como señal de que el “boom” de la IA, lejos de moderarse, sigue en plena expansión.

Este rendimiento refuerza la idea de que Nvidia no es solo un fabricante de hardware, sino el pivote sobre el que gira buena parte de la nueva economía de datos, con una posición dominante que, por ahora, ningún competidor ha logrado erosionar de forma visible.

Guía al alza y el “círculo virtuoso” según Jensen Huang

Más allá del trimestre, la compañía ha lanzado un mensaje de continuidad. Para el cuarto trimestre fiscal, Nvidia espera ingresos de entre 63.700 y 66.300 millones de dólares, muy por encima de los alrededor de 61.980 millones que recogía el consenso de analistas.

El CEO, Jensen Huang, ha puesto palabras al momento que vive la empresa. Según su diagnóstico, la demanda de capacidades de cómputo se está «acelerando y multiplicando», hasta el punto de que Nvidia se encontraría ya inmersa en un “círculo virtuoso” en torno a la inteligencia artificial: más adopción genera más necesidad de hardware, lo que impulsa más desarrollos, que a su vez reclaman nuevas inversiones en capacidad.

En su relato, la IA se ha convertido en el latido esencial de cualquier operación tecnológica moderna, desde las grandes nubes públicas hasta sectores tradicionales que empiezan a incorporar modelos avanzados en sus procesos. Esa visión respalda la agresividad de la guía y envía al mercado el mensaje de que, en la hoja de ruta interna de la compañía, el ciclo de crecimiento aún está lejos de agotarse.

Efecto arrastre en todo el ecosistema de la IA

El impacto de los resultados no se limita a Nvidia. La publicación ha actuado como un catalizador inmediato para otras compañías vinculadas con la inteligencia artificial y la computación avanzada.

Empresas como CoreWeave, especializada en infraestructura de nube para cargas de IA, o fabricantes de chips y memoria como AMD y Micron, han visto cómo sus títulos reaccionaban en positivo, impulsados por la idea de que el ciclo inversor en IA sigue vivo y que la demanda de componentes clave no se ha saturado todavía.

Para estos actores, el éxito de Nvidia tiene un doble filo: por un lado, abre oportunidades de negocio por la expansión del mercado; por otro, les obliga a definirse frente a un líder abrumador, ya sea como aliados estratégicos o como competidores que necesitan diferenciarse con rapidez.

 

¿Euforia sin fin o primeros signos de agotamiento?

Pese al entusiasmo, una parte del análisis mantiene el tono de cautela. Los críticos recuerdan que, aunque los resultados son inapelables, el mercado de la IA se mueve en un entorno hipercompetitivo, de inversión intensa y de expectativas muy elevadas.

Se habla de un posible “agotamiento” del sector tecnológico tras varios años de rally apoyado en la promesa de la IA. La cuestión de fondo es hasta qué punto puede sostenerse esta euforia sin episodios de corrección más profundos, especialmente si algunas previsiones no se cumplen o si los grandes clientes empiezan a moderar su ritmo de gasto.

El riesgo no es inmediato, pero está ahí: si la demanda se ralentiza, si nuevas tecnologías cambian el equilibrio competitivo o si los inversores empiezan a mirar con lupa las valoraciones, no se puede descartar un giro brusco del sentimiento.

Por el momento, Nvidia ha vuelto a pasar el examen con nota, reforzando la idea de que es la pieza central del ecosistema de la IA. La incógnita ya no es si la compañía está en forma —los números hablan por sí solos—, sino cuánto tiempo podrá seguir marcando este ritmo sin que el mercado empiece a preguntarse si, en algún punto, la historia de éxito no se parece demasiado a una burbuja.

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