El oro sube más de un 1% ante la incertidumbre de la Fed
El precio del oro avanzó este miércoles más de un 1% y se situó en torno a los 4.111,79 dólares por onza, en una sesión marcada por la cautela de la Reserva Federal. Los operadores reaccionaron a las declaraciones del presidente de la Fed de Richmond, Thomas Barkin, que advirtió de que el banco central aún tiene «mucho que aprender» antes de la reunión del FOMC del 10 de diciembre. La falta de estadísticas derivada del reciente cierre de la Administración estadounidense alimenta la incertidumbre, mientras el Buró de Estadísticas Laborales (BLS) se prepara para publicar mañana el informe de empleo de septiembre.
Más allá del movimiento inmediato de las cotizaciones, el mercado interpreta el mensaje de Barkin como una llamada a la prudencia en materia de tipos de interés, en un contexto en el que el banco central asegura depender de los datos, pero dispone de menos información de la habitual. La combinación de un calendario clave para la política monetaria y un vacío estadístico temporal ha reactivado el atractivo de los metales preciosos como refugio.
Repunte del oro
En las primeras horas de negociación, el oro llegó a avanzar un 1,04%, hasta los 4.111,79 dólares por onza a las 5.10 horas ET, consolidando un movimiento alcista que se apoya en la búsqueda de activos considerados más defensivos. En fases de incertidumbre sobre la trayectoria de los tipos oficiales, el metal suele beneficiarse de la caída de la visibilidad sobre el rumbo de la Reserva Federal.
El empuje del oro llega, además, en un entorno en el que los inversores ajustan sus expectativas sobre futuras subidas o recortes de tipos, pendientes de que el banco central confirme si priorizará el control de la inflación o la evolución de la actividad. Esta reconfiguración de posiciones se traduce en un mayor volumen de entradas en fondos y vehículos vinculados al lingote.
Mensaje de la Fed de Richmond
El presidente de la Fed de Richmond, Thomas Barkin, subrayó que el banco central tiene todavía «mucho que aprender» antes de la próxima reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), prevista para el 10 de diciembre. Sus palabras se interpretan como una señal de que el debate interno sigue abierto sobre el nivel adecuado de las tasas.
La insistencia en la cautela refleja que la institución quiere evaluar con detalle el impacto acumulado de las subidas de tipos ya aprobadas. Hasta que no disponga de una fotografía más completa de la economía estadounidense, el FOMC evitará comprometerse de forma explícita con un giro claro en la política monetaria, lo que mantiene elevada la sensibilidad de activos como el oro.
Impacto del cierre administrativo
La propia Fed reconoce que una parte de la incertidumbre procede del cierre parcial de la Administración estadounidense, que ha retrasado o limitado el acceso a varios indicadores macroeconómicos clave. Sin ese flujo regular de datos, resulta más difícil calibrar el pulso de la economía y el comportamiento del mercado laboral.
Este vacío informativo obliga a los responsables de política monetaria a apoyarse en un abanico más reducido de referencias y a manejar escenarios más amplios de riesgo. Para los inversores, la falta de visibilidad se traduce en un aumento de la volatilidad y en una mayor demanda de activos percibidos como cobertura frente a sorpresas negativas, entre ellos los metales preciosos.
Expectativa por el empleo de septiembre
En este contexto, el foco se desplaza al informe de empleo no agrícola de septiembre, que el Buró de Estadísticas Laborales (BLS) publicará el jueves. Este dato será una de las pocas referencias de alto impacto disponibles para la Fed antes de su cita de diciembre y podría inclinar el debate sobre la necesidad de mantener una postura restrictiva durante más tiempo.
Una creación de empleo robusta y salarios presionando al alza reforzaría el argumento de quienes abogan por sostener los tipos en niveles elevados. Por el contrario, un enfriamiento significativo del mercado laboral alimentaría las voces que reclaman una mayor flexibilidad para evitar un deterioro pronunciado de la actividad, con impacto directo en el dólar y, por extensión, en la cotización del oro.
Resto de metales preciosos
El movimiento alcista no se limitó al oro. La plata subió un 2,9%, hasta los 52,29 dólares por onza a la misma hora, consolidando un comportamiento más volátil pero alineado con la búsqueda de refugio y con su doble naturaleza industrial y financiera.
El platino avanzó un 1,74%, hasta los 1.578,58 dólares por onza a las 5.11 horas ET, mientras que el paladio aumentó un 1,31%, hasta los 1.414,96 dólares por onza. Estos metales, con un fuerte componente ligado a la industria automotriz y a la transición energética, se ven respaldados tanto por la debilidad del dólar como por el reposicionamiento de carteras ante posibles cambios en la política monetaria estadounidense.
Perspectivas y riesgos
A corto plazo, la evolución de los metales preciosos seguirá condicionada por dos factores: la lectura del informe de empleo de septiembre y las señales que envíen los miembros de la Reserva Federal en las próximas semanas. Una combinación de datos mixtos y mensajes prudentes podría mantener el apoyo al oro y a la plata como activos defensivos.
El diagnóstico provisional es claro: la falta de datos por el cierre administrativo y la postura cautelosa de la Fed han devuelto protagonismo al oro, que consolida subidas superiores al 1% y arrastra al resto de metales preciosos. A falta de visibilidad sobre el próximo movimiento del banco central, los inversores optan por reforzar su exposición a estos activos, en un entorno en el que cualquier sorpresa en el frente del empleo o de la inflación puede redefinir el guion de los mercados en las próximas semanas.