Pedidos de bienes duraderos en EE. UU. suben un 2,9 % en agosto
Contra lo anticipado por los analistas, los pedidos de bienes duraderos en Estados Unidos registraron un sorprendente aumento del 2,9 % en agosto, hasta alcanzar 312.100 millones de dólares, según el informe difundido por el Census Bureau. Este avance estuvo impulsado por el segmento del transporte, que creció un 7,9 %. Sin embargo, otros datos acompañantes, como el descenso en los despachos, introducen matices que obligan a mirar con cautela el verdadero impulso de la actividad productiva.
En un giro inesperado frente a las previsiones del mercado, los nuevos pedidos de bienes duraderos (manufactured durable goods) avanzaron un 2,9 % intermensual en agosto, elevándose hasta 312.100 millones de dólares, según los datos del Census Bureau publicados recientemente. Esta recuperación es especialmente llamativa después de dos meses consecutivos de contracción (–2,7 % en julio).
La subida estuvo altamente concentrada en el componente de equipos de transporte, que aumentó un 7,9 %, hasta representar 110.200 millones de dólares en pedidos nuevos. Si se excluye el transporte, los pedidos repuntaron en un más modesto 0,4 %. En paralelo, si se deja fuera la defensa, el alza fue del 1,9 %.
Sin embargo, esta recuperación se ve contrarrestada por un dato menos favorable: los despachos de bienes duraderos disminuyeron un 0,2 % en agosto, hasta los 307.500 millones de dólares. El componente del transporte también contribuyó al retroceso en los despachos (–0,3 %).
Más allá del mes de agosto, los datos del informe revelan otras señales interesantes: los pedidos pendientes (unfilled orders) ascendieron en 0,7 %, hasta 1.479.000 millones de dólares, lo que marca el decimotercer incremento en catorce meses. Por otro lado, los inventarios de bienes duraderos se redujeron ligeramente —aproximadamente 0,1 %— hasta 590.800 millones, tras una prolongada fase de alzas sostenidas.
Este comportamiento mixto exige reflexión: por un lado, el repunte de los pedidos sugiere un reinicio del apetito de inversión empresarial, al menos en ciertos sectores clave. De hecho, un indicador estrechamente vigilado: los pedidos de bienes de capital “core” (excluyendo defensa y aeronaves) crecieron un 0,6 % en agosto, una tasa inesperada frente a las previsiones de caída.
Pero esa recuperación yace bajo un velo de reservas. Parte de ese impulso podría obedecer a factores de precios o compras adelantadas (front-loading) motivadas por el riesgo arancelario y los costos de insumos, más que a un vigoroso repunte de la demanda real. Además, la caída en los despachos sugiere una desaceleración en la ejecución real de pedidos, lo que podría indicar cuellos de botella logísticos, limitaciones productivas o una brecha entre intenciones de compra y capacidad de entrega.
Para los responsables de la política monetaria, este conjunto de datos suma complejidad al debate. El repunte de pedidos —junto con cifras esperanzadoras en otros sectores como el comercio minorista— podría reforzar ciertas presiones inflacionarias latentes y complicar cualquier decisión de recortes agresivos en tasas. Al mismo tiempo, la moderación en los despachos y la persistencia de inventarios elevados recuerdan que las fuerzas de desaceleración no han desaparecido del panorama macroeconómico.
Para los inversores y empresarios, el mensaje es doble: no subestimar un posible repunte incipiente en la inversión, pero tampoco asumir que la recuperación será lineal o exenta de tropiezos. Las decisiones estratégicas —especialmente en sectores industriales y manufactureros— deben contemplar escenarios de crecimiento moderado, ajustes de precios y presión sobre la cadena de suministros.