Zigor Aldama analiza el papel de China, el bloque emergente del sur global y el impacto de la narrativa occidental en Europa.

EEUU sobredimensiona la amenaza rusa para justificar su carrera armamentística

El analista Zigor Aldama advierte de que la percepción de una Rusia desbordante de poder responde más a intereses estratégicos de Washington que a la realidad. Mientras, China consolida su influencia global con un discurso que mezcla firmeza militar y búsqueda de estabilidad interna, impulsando un nuevo orden liderado por el sur global.

ZIGOR ALDAMA: “EEUU exagera la amenaza de Rusia para impulsar las inversiones en defensa”

La geopolítica mundial vive un momento de reconfiguración acelerada. Zigor Aldama, periodista y analista especializado en Asia, sostiene que Estados Unidos está amplificando la amenaza de Rusia con el objetivo de dinamizar las inversiones en defensa y mantener su liderazgo militar frente a un escenario internacional en transformación.

El reciente desfile por la victoria en China, presidido por Xi Jinping, fue el marco perfecto para lanzar un mensaje que resuena en Washington y Bruselas: “China no tiene miedo a la violencia”. No se trata de una invitación al conflicto, explica Aldama, sino de una declaración destinada a consolidar la imagen de China como potencia global firme, dispuesta a respaldar un bloque alternativo al orden occidental. En ese bloque se alinean Rusia, Corea del Norte e Irán, así como países en desarrollo que ven en Pekín un contrapeso al dominio estadounidense.

La clave, según Aldama, está en que este “eje emergente” no busca la guerra abierta, sino la estabilidad interna y la consolidación del bienestar social. China, a pesar de mostrar músculo militar —con alianzas como la de sus cazas operando junto a la Fuerza Aérea de Pakistán—, sabe que un conflicto directo dañaría su economía y con ello la legitimidad del Partido Comunista. Por eso, su estrategia pasa por fortalecer vínculos energéticos y comerciales, como el gasoducto Power of Siberia 2, y por liderar foros internacionales como los BRICS o la Organización de Cooperación de Shanghái.

Mientras tanto, en Europa se percibe un clima de preparación para el conflicto. Países como Alemania y Francia aumentan su gasto militar, influidos por una narrativa que sitúa a Rusia como la gran amenaza a la seguridad continental. Para Aldama, este relato, alimentado desde Washington, responde en gran medida a la necesidad de justificar presupuestos de defensa crecientes en un contexto de tensiones globales.

El analista propone que Europa adopte una visión más pragmática, mirando hacia Eurasia en lugar de depender únicamente de la mirada atlántica. Reconoce que estar preparados para la guerra es lógico en un contexto inestable, pero advierte de que la estrategia no puede limitarse a seguir ciegamente el guion estadounidense.

Para Aldama, el mundo avanza hacia una nueva configuración de poder en la que el sur global, liderado por China, gana peso. Occidente, atrapado en su propia narrativa de amenazas, corre el riesgo de perder la perspectiva sobre los verdaderos intereses de estabilidad y desarrollo que están marcando el rumbo de este siglo.

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