Avi Loeb alerta sobre el objeto 3I Atlas: trayectoria anómala, emisión azulada y sospechas de tecnología no humana
El astrofísico Avi Loeb desafía a la comunidad científica al sugerir que el objeto interestelar 3I Atlas podría ser un artefacto tecnológico y denuncia la falta de transparencia de la NASA en torno a sus observaciones. Una oportunidad sin precedentes para repensar nuestra visión del universo.
En un clima de creciente inquietud científica, el astrofísico Avi Loeb ha vuelto a colocarse en el centro del debate mundial. El protagonista esta vez es 3I Atlas, un objeto interestelar detectado desde Hawái que, según distintos análisis preliminares, desafía los patrones conocidos de cometas, asteroides o restos naturales que visitan ocasionalmente el sistema solar.
Para Loeb, el asunto merece más que una mirada curiosa. Lo que describe, con la mesura habitual pero sin renunciar a la audacia intelectual que lo caracteriza, podría modificar para siempre nuestra comprensión del cosmos. Y no, no es una exageración desafortunada: así de extraordinarios son los datos.
Un objeto masivo… y profundamente desconcertante
Según Loeb, 3I Atlas sería un millón de veces más masivo que ‘Oumuamua, el primer objeto interestelar detectado en 2017 y cuya velocidad y forma ya generaron enormes debates. Pero a diferencia de aquel, las extrañezas de 3I Atlas no se limitan a su masa o tamaño.
El objeto muestra una composición aparentemente inusual, un comportamiento lumínico que incluye una emisión azulada difícil de asociar a procesos cometarios conocidos, y una trayectoria que no encaja con el efecto exclusivo de la gravedad solar. En términos simples: algo más está empujándolo.
Para Loeb, ésta es la pieza clave. Si no es hielo sublimándose, ni radiación solar actuando de forma normal, ni hay precedentes de cuerpos con esa dinámica… entonces, ¿qué queda por descartar?
¿Cometa, asteroide o tecnología inteligente?
La hipótesis más atrevida que Loeb pone sobre la mesa es la de una posible sonda tecnológica. No una nave tripulada, sino un instrumento diseñado para observar, registrar o explorar sistemas estelares —una especie de dron interestelar de origen desconocido.
Loeb no afirma categóricamente que se trate de tecnología extraterrestre. Pero tampoco lo descarta. El simple hecho de que 3I Atlas combine tamaño, emisión lumínica y aceleración no gravitacional lo convierte en un candidato plausible dentro de esa categoría. Y eso, dicho por él, basta para electrizar a la comunidad científica.
La controversia con NASA: datos retenidos y un clima de sospecha
A las anomalías físicas del objeto se suma un elemento político. Loeb ha acusado a la NASA de demorar o limitar el acceso público a imágenes de alta resolución tomadas por la Mars Reconnaissance Orbiter, alegando que el reciente shutdown del gobierno estadounidense habría servido como excusa para ralentizar la divulgación.
Según el astrofísico, la falta de transparencia no solo perjudica a la investigación, sino que aumenta las sospechas en torno a la verdadera naturaleza del objeto. En un contexto donde la confianza institucional se resiente, cualquier retraso alimenta teorías alternativas —algunas infundadas, otras inevitables.
Loeb insiste en que el conocimiento científico debe ser compartido, especialmente cuando puede alterar paradigmas fundamentales. Su postura ha encontrado eco en parte de la comunidad académica, aunque otros consideran su enfoque excesivamente especulativo.
El 19 de diciembre: un instante decisivo para la ciencia
Las expectativas se disparan conforme se acerca el 19 de diciembre, fecha en que 3I Atlas realizará su paso más cercano a la Tierra. Será un momento crítico para obtener observaciones de mayor detalle y, quizás, para confirmar o descartar algunas de las hipótesis en juego.
Loeb advierte que objetos como éste podrían aparecer cada diez mil años. Perder la oportunidad —por burocracia, por escepticismo o por disputas políticas— sería un error histórico.
Mientras tanto, la pregunta flota en el aire: ¿estamos realmente preparados para aceptar que no estamos solos?
Sea cual sea la respuesta, 3I Atlas promete transformar el debate científico como no ocurría desde ‘Oumuamua. Y quizá vaya mucho más allá.