"Cazan" a Alcampo poniendo más caro el paquete pequeño de pavo que el grande: "Es marketing"
La experta en marketing Patricia Revilla ha generado debate en Linkedin tras compartir un curioso ejemplo real observado en un supermercado Alcampo. En su publicación, Revilla mostró dos productos aparentemente idénticos: pechuga de pavo “Finíssimas” de Campofrío, en dos formatos distintos.
Uno de los packs, con más cantidad, costaba 2,28 euros, mientras que el formato más pequeño se vendía por 2,32 euros. Es decir, el paquete grande era más barato incluso en precio final, no solo por kilo.
“¿Veis algo raro en los precios de estos productos?”, escribía Revilla. “Fijaos bien y comparad cuánto cuesta el Maxi Pack y cuánto el pequeño... No, no es un error, es marketing”.
El formato pequeño como señuelo: la psicología del contraste
Según explica la experta, esta diferencia no es casualidad, sino una técnica de marketing planificada para dirigir la decisión del consumidor sin necesidad de anunciar una oferta.
“El tamaño pequeño es un señuelo. El contraste lo hace todo. Un pack pequeño relativamente caro hace que el grande parezca todavía más barato”, explicó Revilla.
El objetivo es empujar al cliente a comprar el formato grande, haciéndole creer que está aprovechando una oportunidad o ahorrando dinero. Este fenómeno se conoce como efecto señuelo, una estrategia psicológica muy común en el retail moderno.
Más cantidad, más margen y más rotación
Revilla también señaló que, desde el punto de vista empresarial, producir un formato grande apenas encarece los costes, pero genera más beneficio y favorece la rotación del producto.
“Producir el grande cuesta casi lo mismo… pero deja más margen. El envase y el procesado apenas cambian entre 120 g y 160 g. Pero el pack grande rota más y deja más beneficio por unidad”, explicó.
De este modo, el cliente siente que ha hecho una compra más inteligente, cuando en realidad está optando por el producto que más rentabilidad deja a la marca.
Una jugada de visibilidad: ocupar más espacio en el lineal
Otro de los motivos detrás de esta estrategia es reforzar la presencia de marca en los lineales del supermercado.
“Mantener dos tamaños, aunque uno sea peor opción, permite ocupar más hueco en la estantería”, explicó Revilla.
Con esta táctica, la marca aumenta su visibilidad frente a la competencia y da la sensación de variedad y abundancia, algo que influye directamente en la percepción del consumidor.
Incluso si el pack pequeño vende poco, cumple una función clave: hacer que el grande parezca la elección más lógica y reforzar la impresión de oferta o valor añadido.
Nada es casual en el supermercado
Patricia Revilla concluye recordando que cada detalle en el supermercado tiene un propósito, desde los precios hasta la disposición en los estantes.
“En el súper casi nada es casual. Cada formato, cada precio y cada diferencia aparente tiene una intención detrás”.
El ejemplo de las “Finíssimas” de Campofrío en Alcampo sirve como una lección práctica sobre cómo el marketing puede condicionar nuestras decisiones de compra de forma sutil pero efectiva.
“¿Os habíais dado cuenta de este tipo de cosas? ¿También os fijáis en los precios, ofertas y cómo colocan los productos en el súper… o soy yo la única friki?”, cerró Revilla, despertando la curiosidad de miles de usuarios que, desde ahora, mirarán con otros ojos las etiquetas del supermercado.

