Japón en llamas: la férrea apuesta de los inversores al nuevo Gobierno eleva el Nikkei un 5 %
El mercado bursátil nipón reaccionó con un salto explosivo: el Nikkei 225 se disparó cerca de un 5 % en la mañana del lunes, alcanzando niveles récord. Ese optimismo refleja una apuesta clara de los inversores por una nueva fase de estímulo económico estilo “Abenomics 2.0”.
El otro lado de esa euforia fue el debilitamiento del yen, que cayó casi un 2 % frente al dólar, ubicándose sobre los 150 yenes por billete verde, un nivel considerado psicológico para la divisa. También perdió terreno frente al euro, y los mercados de deuda soberana reaccionaron con tensión: los rendimientos de los bonos a largo plazo subieron ante el temor a un aumento en la emisión de deuda pública. En cambio, en los bonos de corto plazo se observaron movimientos mixtos, ya que la expectativa de una subida inminente de tipos por parte del Banco de Japón parece haberse moderado.
Este fenómeno, caracterizado por alzas bursátiles y presión sobre la moneda y la deuda, ya es conocido en los mercados como el “Takaichi trade”. Sectores como los exportadores, la defensa, la energía nuclear y la tecnología fueron los grandes beneficiados del nuevo impulso de confianza.
En el resto de Asia, el efecto Takaichi se sintió con resultados dispares. Mientras los mercados chinos y surcoreanos permanecieron cerrados por festivos, Hong Kong cerró la jornada con un retroceso de 0,85 % y la Bolsa australiana, con el S&P/ASX 200, perdió un 0,16 %. El movimiento del dólar frente al yen refuerza la narrativa de refugio en monedas más estables y refleja la presión que sufrirá la economía japonesa si continúa la depreciación de su divisa.
De cara a las próximas semanas, los inversores estarán atentos a tres ejes fundamentales: las decisiones del Banco de Japón y hasta qué punto Takaichi puede influir en su independencia, el alcance de las medidas fiscales que anuncie el nuevo Gobierno y el impacto de todo ello en los mercados de bonos globales y en las divisas. Analistas internacionales ya advierten que, mientras el mercado celebra el discurso de estímulo, la clave será la ejecución efectiva de las políticas.
No obstante, la nueva etapa también plantea riesgos. El fuerte endeudamiento público puede verse agravado si se incrementa la emisión de deuda para financiar un programa fiscal expansivo. A nivel político, Takaichi se enfrenta al desafío de gobernar con una mayoría que no es absoluta, lo que podría limitar la profundidad de las reformas. Además, la independencia del Banco de Japón podría quedar en entredicho si la presión política se intensifica, generando dudas en los mercados. Un yen demasiado debilitado, por último, puede disparar la inflación importada, erosionar el poder adquisitivo y obligar a intervenciones directas.
En definitiva, los inversores han apostado por una narrativa clara: estímulo fiscal, continuidad monetaria flexible y riesgo asumido. Pero el verdadero desafío será pasar de las expectativas a la implementación real. La elección de Sanae Takaichi marca un punto de inflexión en la política japonesa y su impacto inmediato ya se deja sentir en las bolsas. Ahora, el interrogante es si la primera mujer que liderará el Gobierno japonés podrá sostener el optimismo inicial y transformarlo en resultados duraderos.