El oro rompe otra vez su techo y supera los 3.750 dólares: qué hay detrás del nuevo rally
La escalada del oro no da tregua. En la última sesión, el metal precioso superó con holgura los 3.750 dólares por onza hasta tocar los 3.753,49, un nuevo récord que confirma el tono comprador que domina el mercado desde comienzos de septiembre.
El movimiento se ha acelerado tras el reciente recorte de 25 puntos básicos por parte de la Reserva Federal, que ha relajado el coste de oportunidad de mantener oro en cartera al presionar a la baja los rendimientos reales.
En este contexto, el oro, activo sin cupón y tradicional refugio macro, vuelve a situarse en el centro de la asignación de activos como cobertura frente a episodios de volatilidad y a un ciclo monetario que, por primera vez en años, apunta a cierta normalización.
El tirón no se explica solo por los tipos. La demanda “oficial” continúa siendo un soporte clave: los bancos centrales han afianzado una pauta de compras netas desde 2022 que ha alterado la balanza del mercado físico y ha aportado suelo en las correcciones.
A ello se suma un interés progresivo de inversores institucionales y minoristas, atraídos por la descorrelación del oro frente a renta variable y bonos en fases de transición de política monetaria. La racha del complejo de metales preciosos acompaña, con matices.
El mapa técnico del oro muestra un mercado que encadena máximos y mínimos crecientes, con soportes cada vez más altos tras cada toma de beneficios. A corto plazo, el foco pasa por los próximos datos de inflación en Estados Unidos y por la guía de la Fed: si la desinflación se consolida y los tipos reales permanecen contenidos, el impulso puede prolongarse.
