La guerra espacial toma un nuevo matiz: Rusia presiona satélites británicos

El Reino Unido denuncia: Rusia ataca sus satélites militares cada semana

El comandante del UK Space Command, el general Paul Tedman, advirtió que Rusia viene hostigando satélites militares británicos cada semana mediante interferencias y maniobras de seguimiento. La ofensiva espacial revela una escalada estratégica que pone en jaque las comunicaciones críticas en tiempos de tensión geopolítica.

EPA/RAGUL KRISHNAN
El Reino Unido denuncia: Rusia ataca sus satélites militares cada semana EPA/RAGUL KRISHNAN

Según declaraciones recientes al BBC, el general Paul Tedman aseguró que fuerzas rusas están llevando a cabo intentos reiterados de interferir (jamming) los satélites militares británicos en una frecuencia casi semanal. 

Tedman describió cómo satélites rusos se acercan a sus contrapartes británicas, como si “seguieran de cerca” sus trayectorias, con cargas útiles que podrían observar o extraer datos de los sistemas británicos. Aun cuando los sistemas británicos han sido equipados con tecnologías anti-interferencia, el jefe del UK Space Command subraya que los episodios de interferencias persisten.

Este patrón no es exclusivo del Reino Unido. En septiembre, el ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, denunció que Rusia rastreaba dos satélites Intelsat usados por las fuerzas alemanas y podría estar lanzando perturbaciones contra ellos. 

Importancia estratégica: por qué es grave el hostigamiento orbital

• Dependencia militar y logística en el espacio

Hoy, las fuerzas armadas dependen de satélites para comunicaciones seguras, reconocimiento, navegación y enlace entre unidades. Una interferencia persistente puede degradar significativamente ese soporte esencial.

• La delgada línea entre guerra electrónica y agresión espacial

Estos actos sitúan la ofensiva en un dominio menos visible pero estratégico: Rusia no solo bloquea señales, sino que también vigila de cerca los movimientos británicos en el espacio. 

• Rearme tecnológico y defensa espacial

Frente a esa amenaza, el Reino Unido ya adelanta inversiones para reforzar sus defensas satelitales. Por ejemplo, se destinaron unos £500,000 para desarrollar sensores que puedan contrarrestar amenazas láser o interferencias encubiertas. 

Además, bajo el marco de Operation Olympic Defender, EE. UU. y Reino Unido coordinaron un movimiento orbital conjunto: un satélite estadounidense se reposicionó para verificar que un satélite británico (SKYNET 5A) operara correctamente. 

• Dimensión europea y multilateral

El escenario espacial amenaza no sólo al Reino Unido, sino a toda Europa. Francia, Alemania y aliados occidentales ya alertan sobre maniobras rusas agresivas en órbita y buscan estrategias compartidas para defensa espacial. 

 

La afirmación del general Tedman —de que Rusia apunta semanalmente a satélites británicos— no es una exageración alarmista, sino un indicio de que el espacio se ha convertido en un campo de confrontación constante.

Cuando los satélites militares y civiles están bajo acecho y vulnerables a interferencias sofisticadas, protegerlos no es solo una cuestión de defensa: es garantizar la estabilidad estratégica, el funcionamiento de redes globales y la soberanía tecnológica.

Este choque entre grandes potencias ya no es solo terrestre o marítimo: se libra a decenas de miles de kilómetros sobre nuestras cabezas. Europa y Occidente deben adaptarse con urgencia —y con audacia— a los retos de esta guerra espacial.

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