El sorprendente cambio de hábito que están adoptando los millonarios: menos lujo y más liquidez
El sorprendente cambio que están haciendo los millonarios: menos lujo ostentoso y más liquidez para asegurar su futuro financiero descubre cómo esta tendencia está revolucionando su forma de invertir y gastar
Durante años, el éxito económico se medía por la ostentación: coches de alta gama, mansiones con vistas al mar y relojes imposibles de conseguir. Pero los datos más recientes de 2025 confirman un cambio estructural en el comportamiento financiero de los grandes patrimonios. Los millonarios están reduciendo su gasto en bienes de lujo y priorizando la liquidez, las experiencias y la salud como nuevas formas de “lujo silencioso” o estratégico.
Liquidez como poder
El World Wealth Report 2025 de Capgemini indica que la riqueza líquida —efectivo y equivalentes— de los altos patrimonios aumentó un 12 % interanual, mientras que los activos físicos de lujo, como coches, relojes, arte o propiedades, disminuyeron tanto en valor como en volumen. El motivo principal es el entorno económico incierto: tensiones geopolíticas, inflación persistente y tipos de interés elevados. En este contexto, los inversores adinerados buscan moverse con rapidez hacia nuevas oportunidades de inversión en inteligencia artificial, deep tech o transición energética, sectores que prometen altos retornos y transformación global.
Los bancos privados como UBS y HSBC corroboran esta estrategia. Según sus informes, un 64 % de los clientes HNWI europeos está aumentando su posición en liquidez o activos fácilmente movilizables, y un 47 % ha vendido algún bien de lujo en el último año. En otras palabras, los ricos ya no quieren tener “todo invertido en ladrillo o arte”, sino estar listos para actuar con rapidez ante la siguiente gran oportunidad.
El lujo pierde brillo
El mercado global de lujo atraviesa su mayor contracción desde 2008, con una caída estimada del 2 % al 5 % en 2025, según Bain & Company y Altagamma. Por primera vez en una década, Julius Baer reporta una bajada del 3,4 % en los precios de bienes de lujo —moda, relojes, joyas— frente a un aumento en servicios de lujo como viajes, bienestar o educación. Las consultoras McKinsey y BCG confirman que el consumo de lujo se está “recentrando” hacia experiencias, salud y sostenibilidad.
Europa y China encabezan la desaceleración del lujo material, mientras que Oriente Medio y América Latina mantienen el gasto en experiencias exclusivas, como safaris de lujo, turismo médico o gastronomía de autor. El nuevo consumidor de alto poder adquisitivo no busca mostrar su riqueza, sino vivirla de forma más íntima y significativa.
De la posesión a la experiencia
El Global Wealth and Lifestyle Report de Julius Baer muestra una tendencia clara: los altos patrimonios están sustituyendo los bienes materiales por lujos experienciales. Viajes de bienestar, gastronomía inmersiva, arte sensorial o programas de biohacking son ahora los caprichos más codiciados. En 2024, las categorías ligadas a experiencias crecieron un 5 %, mientras que los bienes físicos se estancaron o retrocedieron.
Las grandes marcas del lujo se están adaptando rápidamente. LVMH ha impulsado su línea de hoteles y trenes Belmond; Dior ha convertido su flagship parisino en un espacio multisensorial con experiencias personalizadas; y Aston Martin inauguró en Nueva York un club-boutique enfocado más al estilo de vida que a la venta de autos. En palabras de un directivo de Richemont, “el lujo del futuro no se lleva puesto, se vive”.
El nuevo estatus: tiempo, salud y autonomía
El concepto de “el lujo de tener liquidez” se ha convertido en tendencia mediática desde mediados de 2025. Medios como Forbes, Fortune o El País subrayan que la nueva élite global prefiere la flexibilidad sobre la ostentación, y que el verdadero estatus hoy se mide en tiempo, salud y autonomía financiera. En redes como LinkedIn y X/Twitter, el hashtag #CashIsLuxury se volvió viral tras la publicación de los informes de Capgemini y Julius Baer, que definen el efectivo como “una forma de libertad estratégica”.
En este contexto, tener liquidez no es señal de pasividad, sino de poder. Representa la capacidad de actuar, invertir o retirarse sin depender del mercado. El dinero deja de ser símbolo de acumulación y se convierte en herramienta de independencia.
Una nueva filosofía de riqueza
En conjunto, los informes de 2025 muestran una reconfiguración del lujo: menos posesión, más liquidez y propósito. La era del lujo ruidoso da paso a una etapa más reflexiva, donde el bienestar personal, la movilidad financiera y la sostenibilidad pesan más que la exhibición.
La generación de fortunas de la era digital —más pragmática y menos ligada a los símbolos tradicionales— está redefiniendo el significado de riqueza. El lujo ya no está en lo que se posee, sino en lo que se puede elegir hacer con libertad. Y en ese sentido, nunca antes el dinero había tenido tanto silencio… ni tanto poder.