La mañana se inicia en los mercados con una notable preocupación que, aunque aún no se refleja plenamente en las cotizaciones, gravita sobre la economía de Estados Unidos y el futuro de su deuda. La inquietud principal radica en las implicaciones de un posible retroceso en la política arancelaria del expresidente Donald Trump, un escenario que, según analistas, podría precipitar a EE. UU. en una recesión económica profunda.
El debate en torno a los aranceles de Trump ha girado de un extremo a otro en la percepción del mercado. Inicialmente, se consideraban un factor negativo que generaba sufrimiento económico. Sin embargo, ahora, con la perspectiva de una crisis de deuda inminente, el mercado ha empezado a ver los aranceles como una tabla de salvación, una fuente ingente de miles de millones de dólares que ingresan a la economía estadounidense y podrían mitigar el déficit y el endeudamiento. La paradoja es evidente: lo que antes se percibía como un problema, ahora se visualiza como una solución crucial para la estabilidad fiscal del país.
Esta preocupación se intensifica tras los recientes datos de empleo, que sugieren un deterioro en el mercado laboral estadounidense. Un dato "malo" de empleo ha impulsado la expectativa de una inminente bajada de tipos de interés por parte de la Reserva Federal. Aunque la inflación está siendo un factor clave en la política monetaria, la caída del empleo podría ser el "pistoletazo de salida" para que la Fed actúe y trate de frenar el descenso de la actividad económica, buscando un equilibrio entre la inflación y la estabilidad del mercado laboral.
Sin embargo, el sentimiento del consumidor estadounidense revela un pesimismo histórico. Solo el 25% de los ciudadanos cree que su nivel de vida mejorará, y un abrumador 75% no confía en que sus hijos vivan mejor que ellos. El "sueño americano", para el 70% de los encuestados, ya no existe o nunca existió, y la confianza del consumidor se ha hundido a mínimos de 15 años. Este pesimismo se extiende a todos los grupos sociales y económicos, evidenciando que, más allá de los datos macroeconómicos, la percepción ciudadana sobre la situación económica es sombría. La clase media, en particular, se enfrenta a un "tropezón de su vida", con la inflación impactando desproporcionadamente en productos básicos y servicios, como demuestra el aumento de precios en la comida rápida, que en algunos casos ha duplicado su coste en la última década.
En el ámbito empresarial, las ganancias récord de esta temporada se han logrado a costa de recortes de empleo, aumentos de precios y trabajadores desmotivados. Las empresas han optado por despedir personal para mantener márgenes y reportar beneficios a sus accionistas, una estrategia que, a corto plazo, genera buenos resultados pero, a medio y largo plazo, amenaza con una espiral deflacionaria y un mayor deterioro del consumo. El gasto del consumidor no logra impulsar las ganancias empresariales, lo que lleva a las empresas a una presión constante para aumentar la eficiencia y reducir costes, a menudo a expensas de sus trabajadores.
En la esfera geopolítica, el mundo se desliza hacia un escenario multipolar con la consolidación del eje euroasiático. Rusia, a través de su portavoz Dmitri Peskov, niega cualquier conspiración contra Estados Unidos, enfatizando que la cooperación con China y otros países asiáticos busca el beneficio mutuo y no la confrontación. Vladímir Putin, por su parte, aboga por un mundo multipolar donde todos los participantes tengan los mismos derechos y una posición equitativa desde el punto de vista del derecho internacional. Sin embargo, en un tono que refleja la tensión, Donald Trump advierte que si no está contento con Putin, "pasarán cosas".
China, por su lado, ha exhibido un impresionante potencial militar, incluyendo una triada nuclear, defensas antidrones, armas láser, misiles hipersónicos y armas autónomas como submarinos no tripulados y "perros robot". Esta exhibición, según Trump, es "sorprendente" y marca el inicio de una escalada armamentística que desafía la capacidad de defensa de Estados Unidos. La situación en Gaza y el plan de EE. UU. para una "riviera digital" plantean una reubicación "voluntaria" de la población, lo que ha generado fuertes críticas en el mundo árabe y entre países vecinos.
Finalmente, Europa se encuentra dividida sobre la cuestión del envío de tropas a Ucrania. Mientras Francia, liderada por Macron, se inclina por el envío de tropas como garantía de seguridad, otros países europeos muestran reticencias o abogan por un apoyo logístico y material. La fuga de talento sanitario en España, con miles de profesionales emigrando, es un síntoma más de la toma de decisiones irónicas, donde se prefiere la falta de personal calificado en el país a ofrecer condiciones laborales atractivas.
La economía de EE. UU. se enfrenta a un futuro incierto, con la amenaza de recesión, el descontento ciudadano y las complejidades geopolíticas globales. La "piedra fundamental" de los aranceles de Trump, la inminente bajada de tipos de interés y la creciente militarización de potencias como China, delinean un panorama que exige una atención constante y una reevaluación estratégica de los actores globales.
