Bruselas señala a Shein por vender productos ilegales en la UE
La Comisión Europea ha pedido explicaciones formales a Shein tras detectarse la venta en su plataforma de productos ilegales en la UE, incluidos artículos de contenido sexual inapropiado y armas, al considerar que el gigante chino del ‘fast fashion’ puede suponer un “riesgo sistémico para los consumidores europeos”. Bruselas exige información detallada sobre cómo protege a los menores y cómo evita la circulación de productos prohibidos, y avisa: se reserva el derecho a actuar bajo la Ley de Servicios Digitales (DSA).
La Comisión Europea ha elevado la presión regulatoria sobre Shein al enviar una solicitud formal de información a la compañía china de comercio electrónico por la presunta venta de productos ilegales en la Unión Europea, entre ellos muñecas sexuales con apariencia infantil y armas. Bruselas sospecha que la plataforma “podría suponer un riesgo sistémico para los consumidores” en todo el bloque comunitario y ha activado el mecanismo de supervisión previsto en la Ley de Servicios Digitales (DSA).
Bruselas pide explicaciones por productos ilegales y contenido para adultos
Según informó la Comisión, el Ejecutivo comunitario ha remitido a Shein una petición específica de información y documentación sobre cómo gestiona la presencia de productos prohibidos en su marketplace. El foco está puesto en la venta de artículos que no pueden comercializarse dentro de la UE, incluidos productos de contenido sexual inapropiado, así como armas u otros bienes peligrosos.
Bruselas quiere saber qué sistemas tiene implantados Shein para detectar, bloquear y retirar este tipo de productos, y hasta qué punto esos mecanismos son realmente efectivos. La compañía deberá detallar sus procesos internos, sus filtros de moderación y sus controles sobre vendedores externos, que utilizan la plataforma para llegar a consumidores en los 27 Estados miembro.
Protección de menores: el talón de Aquiles de las grandes plataformas
Uno de los puntos sensibles para la Comisión es la protección de los menores. En su requerimiento, pide a Shein que explique con precisión qué medidas aplica para impedir que los menores accedan a contenido o productos inadecuados para su edad. Esto incluye políticas de verificación, sistemas de etiquetado, herramientas de control parental y procesos de retirada rápida de contenidos sospechosos.
Bruselas también reclama datos sobre la eficacia real de esas medidas: número de retiradas, tiempo de reacción, volumen de reclamaciones y cualquier indicio de que los mecanismos actuales puedan ser insuficientes. Bajo la DSA, las grandes plataformas están obligadas a evaluar y mitigar los riesgos sistémicos que generan para los usuarios, y la exposición de menores a contenidos dañinos es uno de los más vigilados.
La DSA como herramienta para sancionar y forzar cambios
La Comisión recordó que seguirá supervisando el cumplimiento de la Ley de Servicios Digitales por parte de Shein y que “está preparada para tomar más medidas” si la respuesta de la compañía no resulta satisfactoria. La DSA permite a Bruselas imponer multas de hasta el 6% de la facturación global de la empresa en caso de incumplimientos graves y reiterados, así como ordenar cambios estructurales en los sistemas de recomendación, moderación de contenidos o diseño de la plataforma.
En la práctica, esto significa que Shein se enfrenta no sólo a un examen reputacional, sino también a un riesgo regulatorio y financiero significativo. Un eventual choque con Bruselas podría traducirse en sanciones millonarias, restricciones operativas o la obligación de introducir cambios profundos en su modelo de negocio en Europa.
Un aviso al sector del ‘e-commerce’ transfronterizo
El movimiento de la UE se interpreta además como un mensaje para el conjunto de las grandes plataformas de venta online, especialmente aquellas con un modelo basado en productos de terceros, importaciones baratas y envíos directos al consumidor. Bruselas quiere dejar claro que la responsabilidad sobre la legalidad y seguridad de los productos no recae sólo en los vendedores, sino también en las propias plataformas que los hospedan y distribuyen.
En un entorno en el que el comercio electrónico transfronterizo gana peso y los consumidores europeos recurren cada vez más a apps internacionales de ‘fast fashion’ y marketplaces globales, la Comisión busca reforzar la idea de que el mercado único digital no es un “salvaje oeste”: existen reglas, y su incumplimiento tiene consecuencias.
Ahora la pelota está en el tejado de Shein, que deberá responder a Bruselas y demostrar que sus sistemas de control están a la altura de la DSA. De cómo gestione esta crisis dependerá no sólo su posición en el mercado europeo, sino también el precedente que se cree para el resto de gigantes del comercio online.
