SoftBank sacude los mercados al vender su participación en Nvidia y reaviva el temor a una burbuja de inteligencia artificial
El gigante japonés dirigido por Masayoshi Son vendió su participación en Nvidia por 5.800 millones de dólares, una operación que ha provocado turbulencias en los mercados tecnológicos. La venta refuerza la apuesta de SoftBank por su propio ecosistema de inteligencia artificial, pero siembra dudas sobre si el auge del sector ha tocado techo.
El conglomerado japonés SoftBank volvió a sacudir los mercados financieros tras confirmar la venta total de su participación en Nvidia por un valor de 5.800 millones de dólares, en una operación que marca un punto de inflexión en la narrativa del sector tecnológico y en el auge de la inteligencia artificial (IA).
El anuncio generó una reacción inmediata en Wall Street, donde las acciones de Nvidia cayeron un 2 % en la última sesión, arrastrando al resto de valores tecnológicos y provocando una corrección en el Nasdaq, que retrocedió cerca del 0,8 %. Analistas del mercado interpretan el movimiento como una señal de cautela sobre las valoraciones récord que el sector ha alcanzado en los últimos meses.
SoftBank, liderado por Masayoshi Son, explicó que la decisión responde a una estrategia de reposicionamiento orientada a financiar nuevos proyectos de inteligencia artificial de desarrollo propio. Según fuentes cercanas a la compañía, parte de los fondos se destinarán al Proyecto Stargate, una infraestructura avanzada de computación para IA generativa, y a una posible inversión de hasta 40.000 millones de dólares en OpenAI, empresa desarrolladora de ChatGPT.
La noticia se produce en un momento en que varios inversores institucionales han comenzado a cuestionar la sostenibilidad de la “fiebre de la IA”, que ha impulsado las cotizaciones de las grandes tecnológicas a máximos históricos. Desde enero, Nvidia acumula una subida superior al 180 %, mientras que otras compañías vinculadas a la inteligencia artificial, como Palantir o Super Micro Computer, también han registrado alzas de tres dígitos.
Para algunos analistas, la venta de SoftBank podría interpretarse como una señal de advertencia. “El mercado empieza a preguntarse si estamos en la fase eufórica del ciclo de la IA. Cuando un actor tan influyente decide tomar beneficios, es porque percibe que el riesgo de sobrevaloración es alto”, explicó Michael Hartnett, estratega de Bank of America.
Sin embargo, otros observadores ven el movimiento como una apuesta estratégica más que una retirada. SoftBank lleva meses reestructurando su cartera tras años de pérdidas vinculadas a su fondo Vision Fund y ha declarado abiertamente su intención de concentrar recursos en el desarrollo de modelos de IA propios. Masayoshi Son ha descrito la inteligencia artificial como “el centro de la próxima revolución industrial” y ha señalado que su objetivo es convertir a SoftBank en “el cerebro digital del planeta”.
A corto plazo, la venta podría aumentar la volatilidad del sector tecnológico, especialmente si se combina con la publicación de los resultados trimestrales de Nvidia, previstos para el 19 de noviembre. Wall Street espera una nueva demostración de fortaleza de la compañía, aunque algunos expertos advierten que las expectativas podrían ser difíciles de cumplir.
En Asia, las principales bolsas reaccionaron con cautela. El Nikkei 225 cerró con una ligera caída del 0,3 %, mientras el Kospi surcoreano perdió un 0,7 %. En Europa, el Euro Stoxx 50 y el DAX alemán abrieron planos, a la espera de señales más claras sobre el impacto de la operación.
El movimiento de SoftBank también reaviva el debate sobre la concentración de poder en la industria de la IA, dominada por un reducido grupo de empresas estadounidenses y asiáticas con capacidad para invertir decenas de miles de millones de dólares en hardware, modelos de lenguaje y centros de datos.
Pese a la corrección bursátil, los analistas coinciden en que el sector de la IA sigue ofreciendo un enorme potencial a largo plazo, aunque advierten que los próximos meses podrían estar marcados por una mayor selectividad de los inversores. “El mercado está pasando de la euforia al escrutinio”, resumió Sara Pérez, analista tecnológica de Renta 4. “La pregunta ya no es si la IA transformará el mundo, sino qué compañías lograrán monetizarla de forma sostenible”.