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Alerta en la NASA: El objeto interestelar 3I/ATLAS adquiere un brillo rojo inusual y provoca fallos en la sonda MAVEN

Un objeto interestelar en tránsito, fallos inesperados en la sonda MAVEN y un enigmático resplandor rojo en rayos X sitúan al 3I/ATLAS en el centro de una de las campañas de observación más intrigantes de los últimos años.

Imagen en alta resolución del objeto interestelar 3I/ATLAS capturada en el vídeo, mostrando su resplandor y contexto espacial.<br>                        <br>                        <br>                        <br>
Imagen en alta resolución del objeto interestelar 3I/ATLAS capturada en el vídeo, mostrando su resplandor y contexto espacial.

El paso del objeto interestelar 3I/ATLAS por las cercanías de Marte ha encendido todas las alarmas en la comunidad científica. Mientras la NASA lidiaba con una súbita pérdida de comunicación con la sonda MAVEN, la Agencia Espacial Europea (ESA) detectaba, desde la órbita terrestre, una extraña aureola rojiza en rayos X alrededor del cometa interestelar. La coincidencia temporal de ambos eventos ha disparado hipótesis sobre la influencia del visitante cósmico en la tecnología humana y ha abierto un nuevo capítulo en el estudio de objetos procedentes de fuera de nuestro sistema solar.

Aunque los responsables de las misiones insisten en que aún es pronto para establecer vínculos causales, la combinación de un fallo técnico en Marte y un fenómeno energético inusual observado desde la Tierra convierte a 3I/ATLAS en un laboratorio natural único para explorar la interacción entre cuerpos celestes extremos y nuestras sondas y telescopios.

Alerta en la órbita de Marte

El primer sobresalto llegó desde el entorno marciano. MAVEN, una de las sondas clave de la NASA para estudiar la atmósfera de Marte, sufrió una interrupción inesperada de comunicaciones justo en la ventana temporal en la que 3I/ATLAS cruzaba la región. Tras un funcionamiento estable durante años, el silencio repentino de la nave tomó por sorpresa a los equipos de control.

Aunque las comunicaciones puedan restablecerse, el incidente deja interrogantes: ¿se trató de un fallo interno, de una coincidencia desafortunada o de una respuesta a cambios extremos en el entorno espacial marciano? Para los especialistas, el contexto —un cometa interestelar atravesando la vecindad del planeta rojo— obliga a estudiar con lupa cualquier alteración en los sistemas a bordo.

NASA’s Hubble Space Telescope reobserved interstellar comet 3I/ATLAS Nov. 30, with its Wide Field Camera 3 instrument.
NASA, ESA, STScI, D. Jewitt (UCLA), M.-T. Hui (Shanghai Astronomical Observatory). Image Processing: J. DePasquale (STScI)
NASA’s Hubble Space Telescope reobserved interstellar comet 3I/ATLAS Nov. 30, with its Wide Field Camera 3 instrument. NASA, ESA, STScI, D. Jewitt (UCLA), M.-T. Hui (Shanghai Astronomical Observatory). Image Processing: J. DePasquale (STScI)

Hipótesis sobre la influencia de 3I/ATLAS

Entre las hipótesis sobre la mesa figura la posible incidencia de la actividad electromagnética de 3I/ATLAS. La intensa desgasificación energética del objeto, propia de un cometa sometido a nuevas condiciones de radiación solar, podría haber modificado el entorno de partículas cargadas alrededor de Marte. Esa alteración, de ser confirmada, tendría implicaciones directas en la estabilidad de los instrumentos electrónicos.

No se trata de una conclusión cerrada, sino de una línea de investigación que los científicos se niegan a descartar. La posibilidad de que partículas cargadas procedentes de un cuerpo interestelar lleguen a impactar sobre la magnetosfera marciana y sus alrededores abre preguntas de calado sobre la resiliencia de nuestras sondas en escenarios de alta energía.

Una aureola roja en rayos X

Mientras tanto, desde Europa, el observatorio espacial XMM-Newton añadía un segundo elemento al rompecabezas. Sus detectores de rayos X de baja energía captaron una aureola rojiza rodeando a 3I/ATLAS, un patrón cromático inusual para este tipo de objetos. El hallazgo, lejos de ser anecdótico, ha despertado una mezcla de curiosidad y desconcierto en la comunidad científica.

Las observaciones se realizaron apenas cuatro días antes del máximo acercamiento a la Tierra, un momento crítico para estudiar la composición y el comportamiento de un objeto que no pertenece a nuestro sistema solar. La intensidad y extensión del resplandor sugieren procesos físicos que podrían diferir de los observados en cometas “locales”.

Qué puede esconder el resplandor rojizo

El brillo rojo en rayos X podría ser la huella de elementos químicos poco comunes, de configuraciones de polvo y gas no vistas hasta ahora o de mecanismos de interacción con el viento solar todavía mal comprendidos. Cada fotón detectado ofrece pistas sobre la composición de la coma y la estructura interna de 3I/ATLAS.

Para muchos investigadores, este comportamiento espectral podría convertirse en la clave para identificar minerales o compuestos nunca registrados en otros cometas. Si se confirma la presencia de materiales exóticos, estaríamos ante una ventana directa a la química de regiones distantes de la galaxia, inaccesibles por otros medios.

3I_ATLAS - December 5th, 2025 Via — Michael Jager
3I_ATLAS - December 5th, 2025 Via — Michael Jager

Tecnología humana ante fenómenos extremos

La combinación de un fallo en MAVEN y un resplandor atípico alrededor de 3I/ATLAS pone sobre la mesa un reto fundamental: cómo proteger la tecnología humana ante fenómenos que exceden nuestras referencias habituales. Sondas, orbitadores y telescopios están diseñados para soportar radiación y partículas de alta energía, pero los objetos interestelares pueden introducir variables para las que aún no estamos plenamente preparados.

Este episodio servirá para revisar diseños, protocolos y modelos de riesgo. Entender cómo responden los sistemas electrónicos y de comunicación frente a entornos alterados por visitantes cósmicos podría ser crucial para las futuras misiones de exploración profunda, tanto alrededor de Marte como en trayectorias más allá de la órbita terrestre.

Una oportunidad única para la ciencia

Lejos de verse solo como una amenaza, 3I/ATLAS se presenta como una oportunidad irrepetible para estudiar, casi en tiempo real, la interacción entre un objeto procedente de otra región del espacio y nuestra infraestructura científica. Equipos de todo el mundo preparan nuevas campañas de observación, coordinando instrumentos en suelo, órbita y espacio profundo para exprimir cada dato disponible.

La escena queda resumida en una imagen: el resplandor rojizo del objeto interestelar recortado sobre el fondo oscuro del cosmos, mientras sondas y observatorios tratan de registrar cada detalle. Quién hubiera dicho que un simple destello rojo alrededor de un cometa podría poner en jaque a una sonda marciana y, al mismo tiempo, abrir una nueva puerta al conocimiento del universo.

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