Avi Loeb desafía la comprensión tradicional: ¿Propulsión artificial en el cometa 3I/Atlas?
El astrofísico Avi Loeb propone que los extraños chorros observados en el objeto interestelar 3I Atlas podrían ser estelas de fragmentos con propulsión artificial, desafiando las explicaciones tradicionales basadas en procesos naturales de cometas. Descubra los detalles y las implicaciones de esta hipótesis que está poniendo en jaque a la NASA y a la comunidad científica.
En el vasto lienzo del cosmos, cuando menos se espera, surgen enigmas que retan nuestra comprensión. Eso es justo lo que está pasando con el objeto 3I Atlas, una presencia que ha desconcertado a la comunidad astronómica y, en especial, ha llamado la atención del astrofísico Avi Loeb. La última imagen capturada a más de 300 millones de kilómetros provoca más dudas que certezas, planteando la pregunta: ¿podríamos estar frente a un fenómeno artificial en el espacio?
La anomalía visual que no encaja
El punto de partida es la imagen obtenida por los astrofotógrafos Jaer, Ren y Prospery, quienes realizaron 20 exposiciones para capturar este extraño cuerpo celeste. En ella, aparecen dos chorros emitidos en direcciones opuestas, muy finos, rectos y simétricos a más no poder, conformando una figura en 'X' junto con la cola del objeto.
¿Lo curioso? Estos chorros son demasiado perfectos para considerarlos emisiones normales de un cometa giratorio. En un objeto con una rotación cada 16,16 horas, esperaríamos un patrón ondulado, huecos o alguna variación periódica, cosa que brilla por su ausencia. Los chorros, con una velocidad de expulsión típica estimada en 400 metros por segundo, deberían presentar esas irregularidades siguiendo la física básica, pero no hay rastro de ellas.
Orientación inusual que desafía teorías
En los cometas tradicionales, la radiación solar calienta el núcleo, expulsando gas principalmente en dirección al Sol, creando chorros que se orientan acorde. Pero, en el caso de 3I Atlas, los chorros aparecen casi perpendiculares al eje Sol–objeto, lo que tira por tierra todo intento de explicación natural clásica.
Entonces, ¿qué estamos viendo realmente? Esta pregunta se vuelve más concreta con la hipótesis propuesta por Loeb, que no puede ser simplemente ignorada.
Hipótesis revolucionaria: motores y fragmentos artificiales
Loeb plantea que lo supuestamente natural podría tener tintes artificiales. En vez de chorros tradicionales, estas emisiones podrían ser estelas dejadas por fragmentos orbitales, desprendidos del núcleo hace poco tiempo y moviéndose a velocidades alrededor de 500 metros por segundo.
Un abanico de posibles explicaciones se abre, desde piezas naturales de hielo fragmentadas por el paso cercano al Sol, hasta una teoría más audaz —que esconde una carga enorme de especulación—: la liberación controlada de pequeños artefactos desde un cuerpo nodriza, quizás impulsados por motores propios.
El brillo en 'X' y la fragmentación premonitoria
Pero los indicios no paran aquí. Imágenes previas capturadas por la sonda Inis Mars ya habían detectado un brillo en forma de X, presuntamente una etapa temprana en la fragmentación de 3I Atlas. Loeb destaca que no hay explicación con base en fuerzas de marea solar ni en la rotación para que surja esta configuración.
Por ello, surge el debate: ¿podría tratarse de un sistema inteligente manifestándose en plena galaxia? Aunque suene a ciencia ficción, estas evidencias invitan a no desestimar la idea sin un análisis profundo y pausado.