El rover Perseverance descubre en Marte misteriosas descargas eléctricas
El rover Perseverance de la NASA ha captado por primera vez descargas eléctricas en la atmósfera de Marte, una especie de “mini-rayos” asociados a los característicos torbellinos de polvo del planeta rojo. El hallazgo, publicado en la revista Nature, tiene implicaciones directas para la química atmosférica, el clima marciano y la seguridad de futuras misiones robóticas y tripuladas.
La atmósfera de Marte no está tan silenciosa como se pensaba. El rover Perseverance de la NASA ha detectado descargas eléctricas en el aire del planeta rojo, una especie de “mini-rayos” ligados a los famosos torbellinos de polvo o dust devils que recorren su superficie. Es la primera vez que se documenta actividad eléctrica en la tenue atmósfera marciana.
Perseverance escucha chispas en los ‘dust devils’
El hallazgo procede de los datos de SuperCam, el instrumento de teledetección de Perseverance, que incorpora micrófono y sensores electromagnéticos. Tras analizar 28 horas de grabaciones de sonido a lo largo de dos años marcianos en el cráter Jezero, los científicos identificaron 55 descargas eléctricas, muchas de ellas coincidiendo con el paso de torbellinos de polvo o con el frente de pequeñas tormentas.
“No hemos visto rayos al uso, sino pequeñas chispas de apenas unos milímetros”, explican los investigadores. El sonido registrado se asemeja a un crujido seco o latigazo, más parecido a una chispa de coche o a la electricidad estática que a un trueno clásico. De las descargas detectadas, 16 se produjeron durante dos encuentros cercanos de Perseverance con dust devils que atravesaron la zona donde opera el rover.
Implicaciones para el clima, la química y la exploración de Marte
El equipo científico describe estas descargas como un “descubrimiento mayor”, con impacto directo en varias áreas. En primer lugar, la electricidad estática podría influir en cómo se levanta y transporta el polvo en la atmósfera, un proceso clave para entender el clima marciano y sus famosas tormentas globales.
Además, las chispas pueden desencadenar reacciones químicas en los gases de la atmósfera, alterando su composición y, potencialmente, influyendo en la habitabilidad del entorno a largo plazo. Tampoco se descarta el impacto operativo: las descargas podrían suponer un riesgo para la electrónica de misiones robóticas actuales y futuras, e incluso convertirse en un factor a tener en cuenta para la seguridad de astronautas cuando haya presencia humana en el planeta.
Cómo se producen estos ‘mini-rayos’: la triboelectricidad
El fenómeno se explica por la llamada triboelectricidad, el mismo mecanismo que hace que salte una chispa cuando caminamos sobre una alfombra y tocamos un pomo metálico. En Marte, las diminutas partículas de polvo que se levantan en los dust devils y pequeñas tormentas se frotan entre sí en un ambiente extremadamente seco y turbulento.
Esa fricción hace que algunos granos acumulen carga negativa y otros carga positiva. Cuando la diferencia de carga es suficiente, el sistema descarga parte de esa energía en forma de arcos eléctricos de pocos centímetros, acompañados de una pequeña onda de choque audible. En la fina atmósfera de dióxido de carbono de Marte se necesita mucha menos energía para que salte la chispa que en la atmósfera terrestre, lo que favorece la aparición de estas descargas.
Marte se une al club de los planetas con actividad eléctrica
Con este resultado, Marte se suma a la Tierra, Saturno y Júpiter como planetas en los que se ha documentado actividad eléctrica atmosférica. Los científicos sospechan que otros mundos del Sistema Solar, como Venus, Urano o la luna Titán de Saturno, podrían presentar fenómenos similares, aunque todavía no se han observado de forma directa.
En este caso, lo llamativo no es una gran tormenta, sino la capacidad de detectar microfenómenos eléctricos gracias a instrumentos muy sensibles y a observaciones continuadas. Según los autores del estudio, la energía de estas chispas sería comparable a la de un encendido de automóvil, extremadamente pequeña en términos eléctricos, pero suficiente para dejar huella en los sensores de Perseverance.
La banda sonora de Marte suma un nuevo sonido
SuperCam grabó los primeros sonidos de Marte en 2021, poco después del aterrizaje de Perseverance. Desde entonces, ha acumulado más de 30 horas de audio con el viento marciano, el zumbido de los instrumentos del rover e incluso el batir de las palas del helicóptero Ingenuity.
Ahora, a esa “lista de reproducción” se añade un nuevo elemento: el chispazo seco de las descargas electrostáticas que recorren el aire del planeta rojo. Un sonido tenue, pero con un gran peso científico, que abre una nueva ventana para entender cómo funciona la atmósfera de Marte y qué retos planteará a quienes algún día caminen sobre su superficie.
